- ¿Cómo conservar los bosques y, además, generar beneficios económicos y sociales para las comunidades que los habitan? Hace ya varios años, comunidades de México encontraron la respuesta.
- El modelo que desarrollaron no ha se librado de enfrentar diversos desafíos. La crisis provocada por la pandemia del COVID-19, así como la cada vez más notoria presencia de grupos de la delincuencia organizada, se suma a las amenazas con las que deben lidiar.
En México, ejidatarios y comuneros son pioneros de lo que hoy se conoce como manejo forestal comunitario, un modelo que en otras regiones del mundo se mira como una referencia, como una vía que permite revertir los procesos de deforestación, preservar la biodiversidad y mitigar el cambio climático, pero también obtener beneficios económicos y mejorar los niveles de vida de las comunidades forestales.
Las comunidades pioneras en este modelo lograron consolidar empresas forestales que transformaron cientos de localidades rurales de México, que practicaban la agricultura de subsistencia y que tenían bosques degradados por las prácticas industriales de empresas privadas o paraestatales, en comunidades que, no sin obstáculos, consolidaron proyectos productivos que benefician a sus habitantes y preservan sus bosques.
Pese a las virtudes del modelo, no solo para el desarrollo rural y la conservación de los bosques, las condiciones para desarrollarlo no son las más favorables.
Para entender cómo esa experiencia se replicó en distintas partes del país y los retos que enfrenta hoy, Mongabay Latam conversó con ejidatarios y comuneros, con académicos y activistas, con protagonistas de las primeras iniciativas y con nuevos líderes. El resultado ha sido una radiografía del manejo forestal en México que podrás leer a partir del lunes 21 de septiembre.
Imagen principal: Bosques con manejo forestal comunitario en el noroeste de Durango, México.
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