- Más del 75 % del territorio de Yaracuy, estado llanero y montañoso de Venezuela, está protegido por ley pero esto no ha impedido la quema, la minería ilegal y el contrabando de madera.
- Denuncias y un decreto de protección del gobernador se unen a varias medidas legales de protección ambiental que buscan tener efectos en la práctica. Ocho especies endémicas de mamíferos están amenazadas en una zona con altísima biodiversidad.
El 3 de marzo de 2018 el gobernador de Yaracuy ─región llanera del centro-norte de Venezuela─, Julio León Heredia, usaba su cuenta de Instagram para mostrar unas fotografías tomadas en un recorrido que realizó en helicóptero militar junto con el viceministro de Ecosocialismo, Renzo Silva, que daban cuenta de la deforestación y quema de las montañas de la Sierra de Aroa, en las cuencas hidrográficas de este Estado venezolano, las cuales cuentan con una altísima biodiversidad pero desde hace varios siglos están altamente intervenidas por el hombre debido a la riqueza de su fauna, flora y suelos.
El mandatario regional exigía el cumplimiento del Decreto regional No. 3.203, creado en 2015 por su despacho para sancionar a quienes cometieran delitos ambientales como la producción agropecuaria ilegal, los asentamientos humanos en zonas protegidas y la quema de bosques. Desde entonces ha realizado distintas inspecciones, solicitándoles a los productores que trasladen el ganado a zonas permitidas y presentando programas de reforestación con árboles frutales y forestales en los conucos ─pequeños cultivos de supervivencia─. En Venezuela es ilegal deforestar riberas de ríos.
El área impactada, según la denuncia del gobernante, se ubica en la Sierra de Aroa ─un pequeño macizo montañoso de 114 103 hectáreas sobre la Cordillera de la Costa en el centro de Yaracuy. Fue decretada como zona protectora en 1990 para proteger las cuencas altas de los ríos Aroa, Yaracuy y Quebrada Guarenal, altamente diversas en peces, mamíferos y aves. Esta región cuenta con comunidades arbóreas de entre 3 a 8 metros de altura, que conforman bosques secos, nublados, costeros y de sotobosque ralo. Al sur, sus cuerpos de agua drenan hacia los ríos Yaracuy y Turbio y al norte hacia el río Aroa. Posee un paisaje con variado clima, relieve y cobertura: piedemonte, colinas, valles intramontanos, planicies y montañas.
El mismo 3 de marzo, el gobernador León Heredia publicó en Instagram, como un logro, el uso de dragas sobre el embalse de Cumaripa ─usado para el riego agrícola y surtir de agua a San Felipe, capital de Yaracuy, y otras zonas vecinas─. Sin embargo, el embalse se encuentra altamente colmatado debido a la extensión de la frontera agropecuaria, como documentó la investigación de Lizandro Aguirre, Luis Subero y José de Jesús Gaspar en 2010. El texto indica una producción de sedimentos para la cuenca alta del Río Yaracuy de 3.611 m3/km2 al año, lo que sería 21,7 veces superior a lo estimado en el diseño del embalse. Además, los sedimentos se encontraban tres metros por encima de la bocatoma de agua, cubriendo casi la mitad (49,8 %) del volumen del reservorio de agua. Entre las recomendaciones de los científicos está la sobreelevación de la presa así como un programa de conservación y rehabilitación de la cuenca tributaria del embalse.
Con este dragado ya se completan cuatro años consecutivos en los que León Heredia anuncia la llegada de maquinarias para dragar el embalse creado en 1971 y que tiene una vida útil esperada de 100 años.
A pesar de esto, desde 2010 el extinto Ministerio del Ambiente calculó que, de seguir la tendencia de sedimentación, al embalse le restarían solo 30 años. Como consecuencia de ese análisis se acordaron medidas cautelares de protección, que se repitieron en 2016 por petición del gobernador, pero que se dieron casi una década después de que varios fiscales ambientales del Ministerio Público venezolano lucharan por obtener medidas de protección que tribunales locales habían negado a la Sierra de Aroa.
A finales de 2016, el director estadal del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, Rafael Morales, calculaba que las dragas podrían extraer un millón de metros cúbicos de sedimentos al año, los cuales serían lanzados de forma sólida a 800 metros de distancia.
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Testimonios cercanos
La destrucción ambiental, producida por decenas de campesinos que invadían la Zona Protectora del Río Aroa, fue fotografiada por los observadores de aves Rafael Gianni y Alberto Navas en el sector Puente de la Sierra de Aroa, a media hora de la población de Chivacoa, el 10 de marzo mientras realizaban un conteo de aves durante el Global Big Day ─un registro digital realizado en todo el mundo y promovido por la Universidad de Cornell en Estados Unidos─.
El estado de Yaracuy ocupó el tercer lugar a nivel nacional, con 276 especies registradas, mientras que Venezuela obtuvo el quinto puesto a nivel global con 759 especies. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue la descripción que agregaron los observadores en sus registros: “alta deforestación y quema de bosque nublado, con intervención extrema de la vegetación y alteración del paisaje con fines de aprovechamiento ilícito del recurso maderero y desarrollo de agricultura extensiva. El área afectada se calcula en decenas de hectáreas”.
Los ambientalistas lograron conversar con los campesinos. “Nos asustamos cuando nos encontramos con ellos, el fuego casi nos atrapa y ellos andaban con machetes. Pero cuando nos vieron con binoculares y los libros de reconocimiento de aves, empatizamos y se unieron a lo que hacíamos”, le dijo Rafael Gianni a Mongabay Latam.
El hambre y la falta de empleo fueron las razones brindadas por los invasores para el establecimiento de conucos y chozas de barro y bambú, sin ningún servicio básico, en La Puente. Deforestar y ampliar la frontera agropecuaria era la única forma que tenían para satisfacer su necesidad de vivienda y alimentación.
Por su parte, Alberto Navas publicó en su cuenta de Instagram uno de los incendios provocados que encontraron, pero solicitó que los campesinos no fueran apresados sino incluidos en programas de reforestación, educación ambiental y ecoturismo. Contó que en 14 horas encontraron más de 120 especies de aves en tan solo 8 kilómetros. También destacó el hallazgo de la “rarísima” Candelita Migratoria (Setophaga ruticilla) y la Reinita Equinoccial (Geothlypis aequinoctialis), “las cuales viajan miles de kilómetros desde Estados Unidos y Canadá, pasando por países centroamericanos y llegando hasta el sur de América. Las tenemos presentes en estas montañas pero estamos destruyendo sus hábitats”, escribió en su cuenta de Instagram, que lleva por nombre Yaracuy Silvestre.
En conversación con Mongabay Latam, Navas recuerda que en un recorrido similar realizado en enero de este año (solo dos meses antes del Global Big Day) no encontró tan avanzada la tala y quema de la zona. En su opinión, debido a la emergencia alimentaria que vive el país, el Estado podría establecer programas de agroforestería junto a los campesinos, a pesar de que esto viole el Plan de Ordenamiento de la Zona Protectora. “Ahora mismo no se hace nada. No los sacan, para evitar que se molesten con el gobierno, pero tampoco evitan que siga la destrucción”, denuncia.
Después de la jornada de aves, Gianni y Navas aseguran que coincidieron en una posada de la zona con el gobernador León Heredia y allí le expusieron sus hallazgos, los mismos que también él había difundido en Internet. “Nos dijo que no tenía competencias directas, que eso era responsabilidad del Ministerio de Ecosocialismo y del Instituto Nacional de Parques. Sin embargo, le comenté que podía denunciar en Fiscalía o solicitar apoyo a las Fuerzas Militares”, detalló Gianni.
La advertencia quedó hecha y en abril el gobernador usó de nuevo la red social para mostrar el avance de la tala ilegal, e insistió en señalar que haría lo posible por cumplir con el decreto firmado para la protección de las cuencas hidrográficas. Mongabay Latam realizó varias solicitudes para conversar con el gabinete regional de Yaracuy, pero estas no fueron respondidas.
El biólogo Delvis Romero trabaja en la Estación Biológica La Guáquira ─una reserva privada para la observación de aves, la producción de cacao orgánico y el ecoturismo─ y confirma la tala y quema continua en la Sierra de Aroa: “el decreto de Zona Protectora no ha reducido la expansión de la frontera agropecuaria cada año, y a pesar de los estudios sobre la importancia ecológica de esta área, la figura no es tan atractiva como la de Parque Nacional como para llamar la atención al respecto”, dijo en entrevista con Mongabay Latam.
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Voces oficiales encontradas
Para el director estatal del Ministerio de Ecosocialismo, José Rodríguez, no hay nada de extraño ni de falso en la denuncia del gobernador. “Claro que hay invasiones, pero también errores del Estado. Algunas instituciones públicas han otorgado instrumentos agrarios donde no se puede pues el Plan de Ordenamiento no los permite, y otros, por las circunstancias que estamos viviendo hoy en día, donde la comida no solo es escasa sino que es muy cara, buscan las mejores zonas para cultivar, cerca de las riberas”.
El vocero oficial dice que estos daños se han acrecentado en el último año, pero que varias investigaciones ya están abiertas. En entrevista con este medio, el funcionario lamentó la falta de “una estrategia nacional, integral, para atacar este problema que conocemos, con culpables identificados”. Se refiere a invasores que desde años habitan la zona pero cuyo desalojo no se ejecuta por razones políticas, como sucede también en la Reserva Forestal Caparo. Consideró que era urgente detener las nuevas invasiones, ya que algunas han provocado daños irreparables o que tardarían siglos en remediarse.
Rodríguez proviene de la Dirección de Minas de Yaracuy, donde por siete años se dedicó a recuperar zonas afectadas por la deforestación con un vivero propio. “He hablado de ecosocialismo con los invasores, de la relación armónica con el ambiente, es decir, que se puede vivir allí pero no se debe talar ni quemar”. El director ambiental dice que no evade su responsabilidad pero señaló que dicha responsabilidad es mayor para la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Parques (Inparques). Sin embargo, culpó a la “guerra económica contra Venezuela” por la falta de carros y helicóptero para vigilar la zona. “Tenemos que hacer un trabajo integral de formación y prevención. Tenemos que ir hacia el invasor, convencerlo, enamorarlo”, dijo.
Un funcionario estatal de Inparques, que solicitó el anonimato, denunció el hallazgo de tala para conformar conucos en las cabeceras de quebradas y ríos en Yaracuy. “En el cerro Zapatero, en el Macizo de Nirgua, se presentaron fiscales para paralizar legalmente las invasiones, pero a la Sierra de Aroa no llega nadie. Si seguimos así, en 20 años no tendremos agua”, denuncia. Así mismo, destacó la importancia del registro logrado en Yaracuy durante el Global Big Day para convertir la zona en una potencia atractiva para el turismo de observación de aves. No obstante, lamentó que la inseguridad actual impida aprovechar este potencial.
Yaracuy posee 414 especies de aves registradas, según la base de datos de la Unión Venezolana de Ornitología. De estas, 385 son residentes, 7 son endémicas, 18 migratorias, una errante y tres exóticas para Venezuela. Entre ellas destacan el Gavilán Tijereta (Elanoides forficatus) y el Águila Tirana (Spizaetus tyrannus).
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Yaracuy verde y explotado
Actualmente las riberas de los ríos Aroa y Yaracuy son usadas para la cría de ganado y el cultivo de pimentón, naranjas, aguacate, caña de azúcar, maíz, cacao y café. Los yacimientos minerales, que fueron abandonados en 1936, ahora han atraído a miles de nuevos mineros interesados en el redescubrimiento de oro en Nirgua, cercano al estado de Carabobo, donde ha habido varias operaciones militares para detener la extracción.
Con base en estas amenazas, el 76,8 % del territorio del estado de Yaracuy ha sido decretado como Área bajo Régimen de Administración Especial (Abrae), incluyendo el Parque Nacional Yurubí, las zonas protectoras de la Sierra de Aroa, los embalses Cumaripa y Guaremal, el Macizo de Nirgua, el Monumento Natural Cerro María Lionza y las subcuencas que abastecen los cauces de más de 30 ríos y quebradas en sus 14 municipios.
Según los Indicadores Ambientales de Yaracuy (Instituto Nacional de Estadísticas, abril 2014), se otorgaron permisos para deforestar 1778,35 hectáreas entre 2006 y 2010, equivalentes al 0,25 % del territorio. Sin embargo, solo se reforestaron 471,8 hectáreas, lo que generó un déficit de 1306 hectáreas.
La cuenca del Río Aroa también es rica en peces. En ella se reconocieron 12 órdenes, 44 familias y 120 especies, cerca del 20 % son endémicas y hay dos que fueron introducidas. De esas 120, 64 tienen algún tipo de uso, especialmente para la pesca de subsistencia. Como reza un trabajo de Douglas Rodríguez Olarte, PhD en Biología de Conservación con experiencia en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de España y profesor de la Universidad Central Occidental Lisandro Alvarado de Venezuela, “la importante biodiversidad de peces locales, la intervención progresiva e intensa de la cuenca del río Aroa y las necesidades de conservación de sus ambientes fluviales indican que la ictiofauna (peces) local se encuentra bajo una seria amenaza para su supervivencia, por lo que se sugiere la protección de una subcuenca (río Galápago), la cual podría representar protección para la ictiofauna de las planicies”.
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Especies endémicas en peligro
En la Sierra de Aroa viven al menos 131 especies animales, casi un tercio de las reconocidas en Venezuela, incluyendo ocho mamíferos endémicos: la Musaraña de la Sierra de Aroa (Cryptotis Aroensis), un murciélago (Myotis Handleyi), el mono Araguato (Alouatta arctoidea), el mono capuchino (Cebus brunneus) y cinco roedores: la Rata de Agua de Pittier o rata cangrejera (Ichthyomy spittieri), el mamífero con más cromosomas del mundo (92) y en situación Vulnerable según la IUCN; el ‘overlook spiny pocket mouse’ (Heteromys catopterius) descubierto apenas en 2010; la rata caracol del arroz (Nephelomys caracolus); el ‘Charming Climbing Mouse’ (Rhipidomys venustus) y ‘Guaira spiny rat’ (Proechimys guairae). Esto de acuerdo con la investigación de 2013 de Franger García, Mariana Isabel Delgado-Jaramillo, Marjorie Machado y Luis Aular. El estudio señala que “el alto nivel de endemismo, aislamiento topográfico y ubicación, constituyen aspectos que resaltan el valor de esta área desde el punto de vista de conservación”.
En entrevista con Mongabay Latam, Franger García explicó que desde 2013 ha habido cambios en la lista de las ochos especies endémicas encontradas por él y su equipo. “Se descubrió que la ‘Guaira spiny rat’ también se encuentra en Colombia pero en cambio se ganó la identificación del Cebus brunneus, nombre científico aceptado para las poblaciones de monos capuchinos del norte de Venezuela y encontrados en la Sierra de Aroa”. También hay otras tres subespecies endémicas en el área: los roedores Heteromys catopterius terzenbachi (de reciente descripción taxonómica), la rata arborícola de Francisco Bisbal (Rhipidomys fulviventer bisbali) y el conejo castellano (Sylvilagus floridanus) de la subespecie valenciae, además de cuatro anfibios y diez peces que son solo conocidos en la Sierra de Aroa.
Entre las ocho especies mamíferas endémicas hay varias incluidas en el Libro Rojo de la Fauna Venezolana por su situación de amenaza, como consecuencia de la destrucción de la Sierra de Aroa. Una de ellas es la Musaraña de la Sierra de Aroa, descrita en 2012, declarada “En Peligro” y distribuida solo en 65 kilómetros cuadrados de los bosques nublados de la Sierra de Aroa. Según la publicación se desconocen su dieta, reproducción, áreas de vida, susceptibilidad a los cambios de cobertura vegetal de su hábitat y otros aspectos de su biología.
En el área también es posible conseguir de forma exclusiva a la libélula conocida como Elfo de Aroa o Caballito del diablo de Aroa (Philogenia polyxena), considerada como ‘Vulnerable’ por la IUCN. En la sierra también habitan otras especies endémicas de la Cordillera de la Costa como la rana lémur de Henri Pittier (Agalychnis medinae) y el escabarajito de Pipe (Canthonella gomezi). Especies que diariamente pierden hábitat por el avance de la intervención del hombre.
Édgar Yerena, experto en áreas naturales protegidas y profesor de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela, recuerda viejas denuncias sobre presencia de aserraderos ilegales y extracción de especies maderables de alto valor comercial en la zona. “La sierra de Aroa es muy importante biológicamente, es un triángulo de confluencia de sierra de Falcón (costa-occidental), Los Andes y la Cordillera de la Costa, con mucha humedad y lluvia, muy rico y poco estudiado”, señala.
El daño que se está causando en ella es un duro golpe a la biodiversidad venezolana pues concentra el 25 % de las especies endémicas de mamíferos en Venezuela. Además, esta zona concentra el mayor número si se compara con cualquier área inventariada en el norte del país.
*Foto de portada: Rafael Gianni.