- Por lo menos 15 rutas nuevas para el tráfico de fauna silvestre dentro del país han identificado las autoridades peruanas.
- Solo en el 2017, más de 10 mil animales, entre vivos y muertos, fueron decomisados en Perú.
Hace poco más de un mes, un cargamento de aves conservadas en sal fue encontrado dentro de una caja que iba a ser enviada a Rusia a través del correo postal. Las imágenes de las 84 aves y cuatro mamíferos prácticamente disecados eran desoladoras. Especies como picaflores (Trochilidae), trogones cola negra (Trogon chionurus), un carpintero (Picidae), dos trepatroncos (Lepidocolaptes souleyetii), tres especies de murciélagos (Chiroptera) y un mono pichico (Saguinus fuscicollis) emperador, entre otros, eran parte de este macabro envío de fauna silvestre al exterior.
“Posiblemente iban a un museo o a una colección privada, no lo sabemos con certeza. Pero lo que si queda demostrado es que el crimen organizado del tráfico de especies silvestres es muy dinámico y cambia constantemente”, explica la bióloga Pilar Ayala, representante de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre de Lima del Serfor, al referirse a esta incautación que, según las autoridades que hicieron el decomiso, representa una nueva modalidad para sacar a animales silvestres de Perú.
Ayala dice que desde el año 2016 se está trabajando para trazar las rutas internacionales del tráfico de especies y descubrir a las cabezas de las organizaciones criminales. Según la bióloga, los traficantes de especies contratan personas, como si fueran burriers, para que viajen a las zonas de origen de los animales, principalmente la selva peruana, para que se encarguen del traslado hasta las ciudades donde las mafias se encargan de la entrega final ya sea dentro de Perú o hacia el exterior.
“Es toda una red jerarquizada. Hay quienes hacen el contacto a nivel internacional y viajan continuamente a los países de destino. Otros, que se dedican a abastecer a los ambulantes o comerciantes minoristas de especies silvestres en el país”, explica.
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Caminos dentro y fuera de Perú
Holanda, Bélgica, Austria, Suiza, España, Francia, Alemania son algunos de los mercados en el continente europeo hasta donde llegan especies de la Amazonía peruana. En Asia destacan China, Japón y Singapur, entre otros. Y en Latinoamérica, las especies son llevadas a Ecuador, Colombia y Bolivia, explica Jessica Gálvez-Durand, directora de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre del Serfor. “Pero la mayoría de las especies no salen del país, sino que se comercializan en el mercado interno”, asegura la funcionaria.
Así, en un trabajo multisectorial entre diferentes instituciones estatales con el apoyo de la ONG Wild Conservation Society (WCS) se ha logrado definir unas 15 rutas adicionales a las que hasta ahora se conocían, por donde transitan las especies víctimas del tráfico.
Estos caminos se suman a los ya conocidos hasta el 2015 cuando se elaboró la estrategia nacional para reducir el tráfico ilegal de fauna silvestre y que abarcan casi todo el territorio peruano.
La carretera Panamericana Norte que conecta Lambayeque, La Libertad, Piura y Tumbes; la carretera longitudinal de la sierra central que pasa por Ancash, Huánuco, Junín, Tarma y La Oroya; y la Panamericana Sur que une Arequipa, Moquegua y Tacna aparecen entre las vías terrestres recién identificadas por donde salen los animales capturados.
Las vías fluviales también tienen nuevos puntos de paso como los ríos Tigre, Pastaza, Marañón, Amazonas, Madre de Dios y Ucayali. Mientras que, entre las vías aéreas están la de Maynas a Iquitos; la de Purús, Shepahua y Atalaya a Pucallpa; y de Tahuamanu y Tambopata a Puerto Maldonado.
“No es que las rutas que ya conocíamos se dejen de usar, sino que estas aparecen como nuevas alternativas. Quizá siempre estuvieron ahí, pero es la información que vamos encontrando. El tráfico de especies es dinámico y los traficantes no usan las mismas rutas todo el tiempo. Las van cambiando y alternando”, señala Gálvez-Durand.
La funcionaria de Serfor dice que en la Amazonía hay un abanico gigante de rutas de tráfico, puesto que muchos lugares donde se encuentra la fauna silvestre son prácticamente inaccesibles. Según cifras de esta institución estatal, en Perú se extraen animales de 56 distritos, que corresponden a 35 provincias en 14 departamentos.
A Yovana Murillo, coordinadora de tráfico y salud de la vida silvestre de WCS, le preocupa que los traficantes continúan usando las rutas ya conocidas y que han sido identificadas en cada región, incluyendo los lugares comprometidos y los puestos de control por los que pasan los traficantes. “Es probable que en los lugares de control las autoridades no tengan las herramientas ni la información para enfrentar el tráfico. Por eso nos toca ver estrategias para que esto cambie”.
Para la especialista de WCS es interesante resaltar que gran parte de este tráfico confluye en Lima, la capital de Perú, y que de allí sale al exterior. “Es preocupante que las especies puedan pasar los controles de rayos X y aduana en el aeropuerto”.
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El crimen online
Aunque no se trata de una modalidad reciente, pues ya en el año 2009 la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) abordó este problema, la creciente vorágine de las redes sociales ha agudizado el problema, señala Gálvez-Durand. “La CITES tiene un grupo de trabajo de cyber crime y el Perú forma parte de él. En Internet no solo se anuncia la venta de animales sino también “tours de caza”. Hemos conocido casos de personas honestas que fueron embaucadas pues llegaron a Perú sin saber que el servicio que contrataron era ilegal”.
Agregó que se trata de un tema difícil porque quienes comercializan por Internet crean páginas con información falsa, cambian de números telefónicos con frecuencia e incluso investigan a sus posibles compradores. No obstante, destacó que esta modalidad de cyber crime se ha incluido en el Reglamento para la Gestión de Fauna Silvestre, aprobado en 2015. “Antes no podíamos sancionar si alguien publicaba avisos online de venta de animales silvestres. Ahora sí, y es considerada una infracción grave”.
El suboficial de la Policía César Attilano, del departamento de investigación de la División contra la Tala Ilegal y Protección de los Recursos Naturales, explica cómo trabajan los traficantes del ciberespacio. “Nosotros los contactamos fingiendo ser compradores interesados. Pero los traficantes son muy hábiles, saben que la Policía está detrás de ellos. Te citan en un lugar y luego te cambian de destino, también varían sus números de teléfono. Te llaman para comprobar quién eres. Así se van moviendo, usando maniobras evasivas”.
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Un crimen que no se detiene
Solo en el 2017, un total de 10 398 animales de fauna silvestre, entre vivos y muertos, fueron decomisadas en Perú. Esta cifra, es el resultado de 1081 intervenciones que las autoridades nacionales y regionales realizaron en Lima y otras provincias del país.
“Estamos haciendo un trabajo más intenso que se refleja en el aumento de las intervenciones y del número de especies incautadas”, comenta la directora de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre del Serfor.
Entre las especies que más se trafican están la rana acuática jaspeada (Telmatobius marmoratus) especie endémica del lago de Junín, y la rana del Titicaca (Telmatobius culeus). De las aves, el perico de ala amarilla (Brotogeris versicolurus) y el pájaro botón de oro (Sicalis flaveola) ocupan los primeros lugares. Mientras que entre los reptiles figuran la tortuga taricaya (Podocnemis unifills) y la tortuga motelo (Chelonoidis denticulata). Los mamíferos los encabezan el mono fraile (Saimiri macrodon) y el mono machín (Sapajus macrocephalus).
Las cifras de Serfor indican que hay por lo menos 100 zonas de venta, en 48 provincias de 13 departamentos. “El mercado de Belén, en Iquitos, es un centro de comercialización ilegal de especies silvestres y además bastante peligroso”, señala Gálvez-Durand.
En tanto, Murillo, de WCS, menciona que solo en Lima hay entre 18 y 20 mercados dedicados a esta actividad ilegal.
Otro problema relacionado al tráfico de especies y las incautaciones que se realizan cada año corresponde a los lugares hasta donde deben ser llevados los animales que se encuentran vivos. En Perú, existen 12 centros de rescate —privados todos— que no son suficientes para albergar a tantas especies decomisadas.
Ahora, se tiene la propuesta de construir dos centros de rescate estatales que estarán ubicados en las regiones de Loreto y San Martín, anunció Gálvez-Durand. “Algunos de los animales que se rescatan pueden ser liberados, pero no todos califican para ello. Reubicar 10 mil especímenes no es fácil, por eso buscamos el apoyo de organizaciones civiles, instituciones científicas, museos y otras instituciones”.
La funcionaria del Serfor desconoce cuánto de dinero se mueve en Perú por este negocio ilegal, pero asegura que se está trabajando en un listado sobre la valorización de las especies más comercializadas de manera ilegal, no solo para conocer el valor del mercado, sino también para conocer cuánto de su patrimonio pierde el país.
No obstante, dice que podemos tener una idea de lo lucrativa que es esta actividad ilegal si tomamos en cuenta el mercado legal de exportación de fauna silvestre, que en Perú alcanza los nueve millones de dólares el año. No en vano, el tráfico de especies figura entre las diez actividades ilegales más lucrativas del mundo, junto con el tráfico de armas, de drogas y la trata de personas, según la Transnational Crime and Developing World.