- Especialistas cuestionan que el decreto supremo de creación permita la pesca de mayor escala y la captura de bacalao de profundidad por el daño que podría ocasionar estas actividades al área protegida.
- La creación de la nueva área protegida marina amplía hasta en 8 % el porcentaje de mar peruano bajo algún modelo de conservación.
La creación de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca en Perú acaba de ser aprobada. Pero su declaración no ha estado exenta de controversias. Por un lado están quienes consideran que se trata de un avance en la conservación del mar peruano, que hasta ahora apenas llegaba a un 0.48 % de su extensión bajo algún mecanismo de protección. De hecho, el Perú era el país de la región más retrasado en el cumplimiento del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica, más conocido como Metas Aichi, donde se estableció, entre otras cosas, que para el 2020 se protegería, al menos, el 10 % del espacio marino. Perú no ha llegado a la meta.
Por otro lado, organizaciones de conservación cuestionaron que en esta nueva área marina protegida se reconozcan derechos preexistentes y se autorice la pesca industrial dentro de la zona de aprovechamiento directo de la reserva.
En medio de las controversias, el 5 de junio de 2021 se oficializó la creación de la Reserva a través del Decreto Supremo publicado en el diario oficial El Peruano. Se trata de la primera área protegida completamente marina que se establece en Perú. La Dorsal cubre 62 392 kilómetros cuadrados del océano y permite aumentar hasta en casi un 8 % la superficie del mar peruano bajo protección. “Tiene como finalidad proteger principalmente una cadena montañosa submarina que va desde los 1800 metros hasta los 4000 metros de profundidad”, precisó durante su presentación el Ministro del Ambiente, Gabriel Quijandría.
¿Cuáles son los argumentos principales detrás de la controversia generada a partir de la creación de la Dorsal de Nasca?
Montes submarinos en la mira
Los montes y cordilleras de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca forman parte de la Cordillera Nasca, Salas y Gómez, compuesta por dos cadenas de montes submarinos de origen volcánico que se extienden por 2900 kilómetros entre las costas de Perú y Chile.
Según el expediente de creación de la zona reservada, en los montes submarinos se han registrado 1116 especies, 30 de ellas En Peligro o en estado Vulnerable como la ballena azul (Balaenoptera musculus) y la tortuga dorso de cuero (Dermochelys coriácea). Se calcula además que alrededor del 41 % de peces y 46 % de invertebrados son endémicos. Se trata también de un lugar de tránsito en las largas migraciones de algunas especies como la ballena jorobada.
Estas son algunas de las razones por las que esta sucesión de 93 montes submarinos es el foco principal de protección de la Dorsal de Nasca. Sin embargo, a los expertos les llama la atención que en el decreto supremo se autorice realizar actividades de pesca industrial dentro del área protegida, así como pesca de bacalao de profundidad. Dos de los artículos establecidos en el decreto supremo son el centro de la controversia.
El primero de ellos es el artículo 3 y en este se señala que se respetarán los derechos adquiridos antes del establecimiento de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca, es decir, que continuarán aquellas actividades que se realizaban en la zona establecida hoy como reserva. El otro es el artículo 5 que establece una zonificación vertical provisional para definir los parámetros para el desarrollo de las actividades extractivas de recursos hidrobiológicos con embarcaciones de mayor y menor escala, y artesanales. Este artículo especifica que los derechos adquiridos dentro del área por los armadores pesqueros se mantendrán.
¿Cómo se suele establecer la zonificación de un área marina protegida? El ingeniero pesquero chileno y experto en montes submarinos, Mauricio Gálvez, explica que el proceso al que también llama “planificación marina espacial” no es sencillo, porque suele haber varios actores con distintos intereses involucrados. Entonces, según el experto, hay que considerar, por ejemplo, las áreas de protección de corales, los corredores para el tránsito de las ballenas, fijar las rutas de navegación, la actividad turística o las actividades económicas, si fuera el caso.
“Se zonifica teniendo como objetivo la conservación de la reserva y en la medida que se cumpla, se le da espacio o zonas para que se desarrollen las otras actividades”, precisa Gálvez.
La zonificación puede ser horizontal o vertical. La práctica mundial general en el mar, señala el experto, se guía por una zonificación horizontal, es decir, planifica y determina las áreas de protección y aprovechamiento considerando la superficie marina. La vertical, por otro lado, que es la menos utilizada, según indica Gálvez, planifica desde la superficie y en dirección al fondo marino. Esta última es la que se ha incluido en el decreto supremo que oficializa la creación de la reserva Dorsal de Nasca.
Esta zonificación vertical provisional —que deberá actualizarse en el plan maestro— establece dos sectores de aprovechamiento: uno directo que va desde los cero hasta 1000 metros de profundidad y otro de protección estricta desde los 1000 hasta los 4000 metros de profundidad.
La preocupación de muchos expertos consultados por Mongabay Latam es que cualquier tipo de actividad pesquera dentro de la reserva dañará necesariamente la biodiversidad del área. Además, que la zonificación no debió incluirse en el decreto supremo, pues este proceso suele definirse en el plan maestro tras la creación del área marina.
Para Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana, tal como ha sido creada, la reserva es “un área protegida de papel y que lo único que se está protegiendo son los intereses de industrias pesqueras”. En un comunicado, la ONG Oceana dijo, además, que “aunque desde el gobierno se insiste en que durante el proceso de elaboración del Plan Maestro del área se introducirán las salvaguardas esperadas, el texto del Decreto Supremo deja serias dudas sobre la potestad del Servicio de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) para hacer los cambios requeridos. Más aún cuando de manera inusual se está incluyendo al Ministerio de la Producción”.
Este tema ha sido recogido también por la Coordinadora de la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental, Flor de María Vega, quien envió una carta al Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp) antes de que se firmara el decreto supremo de la creación de la Dorsal de Nasca. En el documento señala su preocupación por permitirse la pesca industrial y por establecer una zonificación desde la propuesta, pues aclara que esta solo debe definirse una vez establecida el área protegida.
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Pesca industrial en la Dorsal de Nasca
Para el abogado especializado en derecho ambiental, César Ipenza, el camino tomado por el gobierno no es el adecuado. “Han pretendido poner candados, pero sigue yendo en contra de la ley de áreas protegidas y su reglamento, porque la ley señala que no puede haber actividades extractivas industriales o de gran escala dentro de ellas, sin embargo, esta propuesta sí lo permite”, precisa.
Ipenza asegura que con esta decisión, además, se sienta un precedente que ofrece la posibilidad de que suceda lo mismo en áreas que ya existen como la Reserva Nacional de Paracas. “Lo que se está haciendo es generar un precedente, pues los pescadores o los agremiados de la Sociedad Nacional de Pesquería reclamarán por qué, si se permite en una zona altamente vulnerable, no se permite en otro espacio”, advierte.
La pesca industrial de atún dentro del espacio marino que corresponde a la reserva, indica Riveros de Oceana, es la más frecuente, aunque también se captura jurel y caballa, entre otras especies. “La principal flota atunera en Nasca proviene de Ecuador. ¿Por qué podría seguir pescando dentro de la Dorsal de Nasca cuando no lo hacen en Galápagos?”, cuestiona.
El director científico de Oceana explica que la pesca industrial no es selectiva y utiliza, además, métodos de captura que ponen en riesgo a otras especies marinas, pues caen accidentalmente dentro de las redes. “Este es un riesgo que en legislación no está contemplado”, asegura.
Además de Oceana, otras 20 organizaciones de la sociedad civil emitieron, antes de la declaración de la reserva marina, un pronunciamiento en el que advirtieron que permitir la pesca industrial en un área protegida es ilegal. “Los permisos de pesca no otorgan derechos absolutos sobre el mar, que es de todos los peruanos y cuya conservación debe primar sobre intereses particulares”, señalaron en el documento.
Prodelphinus es una de las organizaciones que se sumó a esta declaración. Su directora, Joanna Alfaro, también manifiesta su cuestionamiento al decreto supremo por permitir la pesca industrial dentro de la reserva. “En áreas protegidas no se debe permitir la pesca industrial, porque es una pesca masiva y siempre genera un impacto. El propósito de crear una reserva es justamente preservar el área por sus características y por la forma en la que funciona el ecosistema”.
Alfaro señala, además, que en ninguna de las otras áreas naturales marinas en Perú como la Reserva Nacional de Paracas y la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras se permite pesca industrial.
Consultado sobre estas observaciones, el Ministerio del Ambiente (Minam) indicó a Mongabay Latam que la Reserva Nacional Dorsal de Nasca no es un Parque Nacional, como las Islas Galápagos en Ecuador, que tiene un estatus de intangible. “La Dorsal de Nasca, por el contrario, tiene una categoría de uso directo que permite y promueve el desarrollo de actividades de aprovechamiento sostenible de recursos naturales, como son los recursos hidrobiológicos”, señaló mediante un documento escrito a este medio.
El Minam también explicó que la pesca de mayor escala se realiza dentro de la zona de aprovechamiento directo, hasta 1000 metros de profundidad; pero que está prohibida la pesca a mayor escala dentro de la zona de protección estricta. Minam también precisa que la pesca en la reserva no es significativa.
En tanto el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) señaló que “las actividades de pesca de mayor escala de caballa y jurel se realiza como máximo hasta 90 metros de profundidad y, por lo tanto, no compromete la protección de los montes submarinos ubicados a partir de 2000 metros de profundidad”.
Sernanp precisó también que está prohibido el aprovechamiento y captura de tortugas y aves marinas, además que cualquier especie que se pesque de manera incidental deberá ser liberada para salvaguardar la biodiversidad que habita en la parte superficial de la reserva.
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Un punto más: la pesca de bacalao de profundidad
De acuerdo con el decreto supremo, la pesca de bacalao de profundidad se puede realizar como máximo hasta los 1800 metros de profundidad, y se aplica tanto para quienes ya contaban con permisos de pesca al momento de la creación de la reserva como para quienes busquen renovar a futuro estos derechos.
El abogado Bruno Monteferri, de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), precisó que desde esta institución se sugirió que se elimine la autorización para la pesca de bacalao. Por lo tanto, espera que esta actividad no cause impacto en los montes submarinos que son el centro de la protección de la Dorsal de Nasca. “Aunque exista esa excepción, si se prueba que hay impactos se deberá decidir qué hacer”.
La SPDA ha publicado, además, un artículo en el que explica su opinión legal sobre el establecimiento de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca.
Mauricio Gálvez, quien además dirige el Centro de Investigación Océano Sustentable, asegura que existe un riesgo alto de dañar la biodiversidad de los montes submarinos que pretende proteger la reserva. “El coral de agua fría tiene un crecimiento lento y pueden vivir cientos de años. Son organismos que la ciencia aún no los conoce del todo, pero son un potencial para la humanidad. Son únicos y pueden ser dañados por la pesca de bacalao”.
Gálvez explica que estos daños ya se han visto en otras latitudes marinas como en Chile y Nueva Zelanda. En esos lugares se observa que junto con las diversas especies capturadas salen corales enganchados en la pesca. “No se puede pensar que no está ocurriendo en Nasca”.
A Gálvez le preocupan también los efectos que pueda tener en especies como la ballena azul y la ballena jorobada, puesto que estos montes sirven de tránsito a estos animales, así como a especies de aves, además que son lugares para las crías de jurel y de pez espada.
“El daño es mayor en el fondo, sobre los corales; pero en la superficie otras especies también pueden ser impactadas por las artes de pesca o las embarcaciones. Hay hipótesis de que la ballena azul usa la Cordillera de Nasca como zona de descanso. Ellas duermen en la superficie y las embarcaciones pueden chocar con ellas”, precisa Gálvez.
Sobre la pesca de bacalao de profundidad, Minam señala que en esta zona solo son seis embarcaciones de menor escala dedicadas a extraer entre 7 y 13 toneladas al año. Sin embargo, señala que para asegurar que esta actividad no ponga en riesgo la conservación de la reserva se han establecido dos restricciones: que no se excedan los 1800 metros de profundidad para evitar cualquier impacto sobre las cimas de los montes submarinos y que se usen métodos de pesca que no afecten la conservación del área.
A pesar de las serias observaciones a la creación de la reserva, algunos expertos resaltan aspectos positivos. “Aunque preocupe los temas que se están reclamando, el establecimiento de una área protegida en Perú siempre es motivo de celebración y señal de que avanzamos porque, finalmente, por fin existe una voluntad política para la conservación”, sostiene Pedro Solano, exdirector de la SPDA. Bruno Monteferri, de la misma organización, señala que si bien la creación de un área protegida marítima siempre demanda conciliar posiciones y visiones, se trata de “un buen avance del Ministerio del Ambiente y de la Presidencia del Consejo de Ministros”.
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¿Cuál será el camino para la Dorsal de Nasca?
De acuerdo al el comunicado elaborado por la ONG Oceana, desde la sociedad civil se evalúan diversas acciones a tomar.
Juan Carlos Riveros de Oceana ve en la vía judicial una salida para evitar que se apliquen los artículos o párrafos del decreto supremo que se contradicen con lo establecido en las leyes peruanas. La segunda posibilidad es presentar una iniciativa en la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos Ambiente y Ecología del Congreso de la República para que se revise esta norma y se modifique de tal forma que se pueda resolver las zonas grises y eventualmente derogar el decreto.
La tercera opción —continúa Riveros— es elevar una queja ante la Convención Mundial de Áreas Naturales Protegidas, que forma parte de la UICN, para que los criterios de protección de este organismo se apliquen en las áreas protegidas marinas que cada país está presentando.
Por su parte, Pedro Solano considera que lo inmediato es establecer el plan maestro que defina cómo se manejará el área. Solano menciona otras áreas protegidas creadas aún teniendo dentro concesiones mineras o petroleras y cita como ejemplos el Parque Nacional Sierra del Divisor y la Reserva Nacional Pacaya Samiria. En estos casos —dice Solano— la gestión ambiental redujo los índices de deforestación en sus bosques.
En medio de este debate, expertos como Alfredo Gálvez, especialista en Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas de la SPDA, insiste en que es importante no dejar de lado la necesidad de continuar con los estudios en esta área marina protegida. Gálvez resalta que se debe establecer un trabajo científico en la zona a través del BAP Carrasco, una embarcación de la Marina de Guerra dedicada a las expediciones científicas.
“Serán importantes los rastreos que haga el Carrasco, se ha hecho levantamiento, pero hay que enviarlo otra vez para confirmar la información”, precisa Gálvez y agrega que se tienen datos sobre corales de agua fría de profundidad y unas ‘fumarolas’, una especie de chimeneas submarinas, que están siendo evaluadas.
Todo indica que la controversia en torno a la protección del área marina protegida más grande del Perú y de sus montes y cordilleras submarinas que van desde el centro del Pacífico, pasan por Chile y llegan hasta el mar peruano, seguirá por las próximas semanas.
Imagen principal: Preocupación por el daño que pueda causar la pesca industrial a la biodiversidad. Foto: Eduardo Sorensen.
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