- El comité de gestión recientemente conformado deberá elaborar la estrategia para asegurar que la primera reserva exclusivamente marina del país cumpla con el cometido de proteger los montes submarinos de la cordillera Nasca, Salas y Gómez.
- Científicos y conservacionistas, sin embargo, se muestran preocupados por lo difícil que será fiscalizar un área lejana a la costa y por los retos que plantea combinar la protección con los derechos pesqueros.
El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) estableció, el pasado 25 de octubre, el Comité de Gestión de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca, la primera área protegida exclusivamente marina del Perú.
El comité lo integran representantes del gobierno regional y local, organismos del Estado vinculados al sector de la conservación y de la pesca, además de la academia, organizaciones no gubernamentales y pescadores. Todos ellos tendrán la misión de elaborar y exponer en un plan maestro la estrategia que permitirá asegurar la conservación del área protegida. Se trata de una tarea nada fácil, sobre todo si se toman en cuenta las características de la reserva.
Uno de los retos a sortear, aseguran los expertos, es contar con el financiamiento necesario para fiscalizar y monitorear un área que “probablemente y casi seguro va a ser la más costosa de todo el sistema (de áreas protegidas)”, dice Alfredo Gálvez, especialista legal del programa de biodiversidad de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA). Si de por sí monitorear el mar requiere de un presupuesto alto, el experto señala que este podría incrementarse considerando lo lejos que queda de la costa el área marina protegida.
Además, la gestión de esta reserva marina requerirá de la coordinación entre diferentes organismos del Estado, algunos de los cuales nunca antes han estado involucrados en la administración de áreas protegidas como, por ejemplo, el Ministerio de la Producción, encargado de las pesquerías en el país.
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El reto de proteger la reserva
La Reserva Nacional Dorsal de Nasca se creó en junio del 2021 para proteger una sucesión de 93 montes submarinos de la Cordillera Nasca, Salas y Gómez, a 105 kilómetros de la costa. En ellos, se han registrado 1116 especies; 30 de ellas En Peligro o en estado Vulnerable como la ballena azul (Balaenoptera musculus) y la tortuga dorso de cuero (Dermochelys coriácea). Se calcula que alrededor del 41 % de peces y 46 % de invertebrados que ahí se encuentran son endémicos. Se trata de un lugar de tránsito en las largas migraciones de algunas especies como la ballena jorobada.
Debido a su importancia, conservacionistas y científicos peruanos e internacionales permanecen atentos frente a la creación del plan maestro, considerando que el decreto de creación de la reserva reconoce derechos de pesca preexistentes en el lugar, permitiendo que tanto pescadores artesanales como de mediana escala y también industriales continúen desarrollando sus actividades en el área.
Este punto es considerado controversial por científicos y conservacionistas peruanos y extranjeros. Según Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana en Perú, a la fecha “no hay ninguna categoría de área marina protegida aceptada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza que considere la pesca industrial como una actividad autorizada”.
Max Bello, miembro de la organización internacional Mission Blue, asegura por su parte que “los científicos han sido bien claros sobre el hecho de que las áreas que tienen dentro uso industrial o pesca intensiva no debieran ser áreas protegidas”.
En las imágenes satelitales, de hecho, es posible comprobar que, desde la creación de la reserva a la fecha, no se ha registrado ningún cambio en la actividad pesquera que se realiza en la zona.
Gabriel Quijandría, quien al momento de la creación de la reserva era ministro de medio ambiente, reconoce que el proceso “perfecto no quedó”, pero asegura que era necesario arrancar con una declaración “para generar una especie de momento”, y espera que con el tiempo se pueda avanzar “hacia una gestión más restrictiva”.
En su opinión, el plan maestro deberá asegurar, en primer lugar, que el esfuerzo de pesca que existe en el área no crezca y que tampoco se amplíen los permisos de pesca a otras especies. Además asegura que en el documento deberá detallarse con precisión cómo se realizará y vigilará el cumplimiento de la zonificación vertical.
Esto último se refiere a la medida de protección que instauró el decreto supremo que oficializa la creación de la reserva, y que establece que las embarcaciones pueden hacer un aprovechamiento directo de las especies hidrobiológicas solo en los primeros 1000 metros de profundidad. A partir de ahí y hasta los 4000 metros, la protección es estricta.
Para Riveros, se trata de una medida que representa un reto para las autoridades, considerando que “no hay forma de fiscalizar y controlar que eso se cumpla”. Quijandría añade que la acción de chequear el largo de las redes se realiza normalmente en puerto “y siempre habrá la posibilidad de que en mar aparezca una red más larga”.
Por lo mismo, para Gonzalo Quiroz, quien asumió provisionalmente la jefatura de la reserva Dorsal de Nasca, mientras sigue desempeñándose como jefe encargado de la Reserva Nacional Paracas, el monitoreo y vigilancia serán los “ejes gravitantes” de esta reserva. El otro, precisa, será la investigación científica para terminar de levantar la información necesaria que permita elaborar el plan maestro.
La participación de Produce
Según Quiroz, el desarrollo de la estrategia que asegure la conservación del área, implica la identificación de los diferentes actores que tienen influencia en la zona y que pueden comprometer esfuerzos para que las medidas de protección se cumplan.
Por ejemplo, dice Quiroz, “podemos hacer la vigilancia con el apoyo de Capitanía de Puerto, con la participación del Ministerio de la Producción (Produce) y también podemos sumar a los pescadores artesanales, de mediana y gran escala para que sean parte de esta estrategia”. De esa manera, precisa el experto, los esfuerzos pueden ser repartidos para “no ser solo nosotros como Sernanp quienes cargamos con todo el gasto presupuestal”.
Según Quiroz, ya existe un convenio con la Marina de Guerra del Perú, a través del Ministerio de Interior, para empezar a trabajar en la coordinación de acciones de vigilancia.
Alfredo Gálvez, de la SPDA, explica que la cooperación entre diferentes organismos no solo será necesaria para cubrir en términos presupuestarios las demandas del área, sino que será fundamental para que la reserva cumpla efectivamente con su rol de protección. “Sernanp nunca ha tenido, y hasta ahora no tiene, competencias en materia de pesca y de recursos hidrobiológicos”, dice Gálvez, por lo que “se necesitaría que el Ministerio de la Producción envíe información al Ministerio del Ambiente y al Sernanp sobre el tema de las pesquerías en la zona”, precisa. Además, agrega, también será necesaria la participación de las Direcciones Regionales de Producción, que son las encargadas de emitir los títulos habilitantes de pesca.
Por otro lado, precisa Quiroz, también será necesario que el Instituto del Mar del Perú, el organismo técnico del Produce orientado a la investigación científica de los recursos marinos del país, levante mayor información sobre los ecosistemas de fondo, las especies hidrobiológicas y también sobre los impactos de las pesquerías y de las diversas actividades ilegales que puedan haber en la zona.
“Va a ser sumamente importante generar información desde el Ministerio de Producción para que con ella, el Sernanp y el Ministerio del Ambiente puedan definir estrategias mucho más reales y concretas dentro de este plan maestro”, resume Gálvez. Lamentablemente, agrega el experto, “en términos generales la predisposición que tiene el Ministerio de la Producción a veces no es la que se espera. Yo creo que actualmente no es la ideal”.
Mongabay Latam envió preguntas al Produce, sin embargo, hasta la publicación de esta nota el ministerio no entregó respuestas.
El país con menos protección marina
Antes de la creación de la reserva Dorsal de Nasca, a penas un 0.48 % del mar peruano estaba bajo algún mecanismo de protección. Perú era el país de la región más retrasado en el cumplimiento del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica, más conocido como Metas Aichi, donde se estableció, entre otras cosas, que para el 2020 se protegería, al menos, el 10 % del espacio marino.
Tras la declaración de la reserva, la superficie de mar peruano protegido aumentó a un 8 % y el entonces presidente Martín Vizcarra informó que Perú se había adherido a la Coalición por la Alta Ambición para la Naturaleza y los Pueblos (High Ambition Coalition for Nature and People-HAC), que promueve la protección del 30 % del mar y la tierra del planeta para el 2030.
Lograr que el plan maestro de la reserva pueda efectivamente asegurar la conservación de la biodiversidad de esos montes submarinos y que el país avance en la creación de nuevas áreas protegidas es, según Bello, no solo urgente para el Perú, sino para toda la región. “América Latina es la región del mundo que más ha avanzado en protección marina y dentro de eso Perú es como un lunar, porque los recursos no son propios solamente de Perú, sino que son de toda la región”, asegura el experto. En ese sentido, agrega, “tener a un país que no hace el trabajo completo va a afectar a todos también”.
“Perú es un país que ha hecho riqueza y ha mantenido culturas gracias a su mar”, dice Bello, por lo que, en su opinión, “hoy tendría que agradecerle por todo lo que le ha dado”.
Riveros aseguró que desde Oceana apuntan a hacer una demanda en el tribunal constitucional “para que se defina de una vez los alcances de lo que es un derecho de pesca, porque sino, con esa excusa, tampoco se puede crear la Reserva Mar Tropical de Grau”, una iniciativa que lleva años siendo postergada.
Galvez de SPDA, en cambio, confía en que el plan maestro pueda contemplar mayores restricciones a las actividades de pesca para dar mayores garantías a la conservación de las especies marinas. Una de esas restricciones, precisa el experto, podría ser una zonificación horizontal para que, por ejemplo, se establezcan espacios dentro del área protegida donde se prohíba por completo la pesca industrial. “El marco legal peruano no restringe esta posibilidad”, aseguró el especialista, quien espera que sobre la marcha la reserva Dorsal de Nasca avance hacia una mejor protección del mar peruano.
* Imagen principal: Reserva Nacional Dorsal de Nasca. Foto: Eduardo Sorensen.
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