- El próximo 19 de noviembre se realizará en Argentina la segunda vuelta electoral en la que se disputarán la presidencia del país Sergio Massa, del partido Unión por la Patria, y Javier Milei, de la agrupación La Libertad Avanza.
- Durante la campaña electoral en Argentina, los problemas ambientales que enfrenta el país han estado fuera de la agenda política de los candidatos.
La elección del nuevo presidente de Argentina se definirá el próximo 19 de noviembre. Ese día se realizará la segunda vuelta electoral entre el candidato oficialista Sergio Massa, del partido Unión por la Patria y actual ministro de Economía, y el líder de la agrupación La Libertad Avanza, Javier Milei, diputado y economista que ha puesto en el debate público controvertidas propuestas como dolarizar la economía del país, promover la compra libre de armas y poner en duda las teorías sobre el cambio climático que colocan a los seres humanos entre los responsables de este problema ambiental.
En un país marcado por una fuerte crisis económica, la campaña electoral a la presidencia de Argentina ha dejado prácticamente al margen el debate sobre los temas ambientales, pese a que el país tiene ante sí grandes retos en este ámbito, entre ellos el frenar la deforestación en la región de El Chaco, proteger sus humedales y tener una transición energética justa.
Mongabay Latam pone sobre la mesa el tema ambiental en Argentina, en el contexto electoral que vive el país, en una conversación con Andrés Nápoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
En esta entrevista, Nápoli critica la visión de Milei sobre los temas ambientales, entre ellas sus afirmaciones sobre la contaminación de los ríos y lamenta la ausencia de los temas ambientales en la agenda electoral. Además, considera que son cinco las propuestas de política pública necesarias para que los temas ambientales tengan protagonismo en Argentina.
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—En caso de que Javier Milei gane las elecciones, ¿cuál es el panorama para los temas de medio ambiente?
—Antes de referirme al caso de Javier Milei, diría que la temática ambiental ha estado ausente de los debates electorales. Ha ingresado al debate presidencial por pedido del público, por votación y prácticamente se conocen muy pocas propuestas.
Ahora, en el caso de Milei, ha sido un poco más disruptivo en la medida en que sus pronunciamientos han sido negativos en relación al ambiente. En primer lugar, ha planteado que dentro de los ministerios que deben dejar de funcionar podría incorporarse al Ministerio del Ambiente. Nosotros creemos que es un error. Tenemos una situación compleja, siendo Argentina un país federal, donde se necesita muchísima articulación entre las provincias y el Estado nacional, el Ministerio de Ambiente tiene que cumplir esa función y esto va más allá de la gestión particular de un gobierno determinado.
En segundo lugar, hay una aseveración bastante fuerte sobre la cuestión del negacionismo del cambio climático, eso preocupa mucho a toda la sociedad en general y en particular al sector ambiental, porque creemos que es un debate bastante saldado a nivel científico. Es ir contra lo que plantea la ciencia a nivel internacional y es una manifestación política riesgosa, en el sentido de que plantea que el cambio climático es un invento del socialismo. Entonces, se pone bajo una lupa ideológica una problemática que Argentina está sufriendo en estos tiempos. Hablamos de consecuencias económicas, sociales y de carácter humanitario, en muchos casos por sequía y por incendios forestales.
Y quizás un tercer elemento que también preocupa es esa particular teoría que Milei tiene sobre la contaminación hídrica, pues señala que un río se contamina porque no tiene ningún valor patrimonial. Entonces, todo debe tener un valor patrimonial para que precisamente deje de generar un impacto ambiental. Es una teoría que la verdad no tiene mucha explicación, es disparatada diría yo y ha generado bastante repudio en la sociedad.
—¿Qué reacciones ha generado este tipo de declaraciones? ¿La sociedad pide que se hable del tema ambiental?
—Como ya comenté, el tema ambiental ha estado presente en el debate presidencial por pedido de la gente. Dentro de los temas por los que la gente pudo votar para que ingresen al debate presidencial de la primera vuelta estuvo la temática ambiental. Eso es un signo importante, que revela una preocupación social. Por supuesto hay que dimensionarla dentro de la gran crisis económica que tiene la Argentina, una situación muy crítica a nivel económico por lo cual los temas de agenda primaria son aquellos que tienen que ver con atender la economía, con el pago de la deuda, con disponer de divisas, con que el dólar no se dispare. Dentro de este contexto, el ambiente tiene un espacio para ser debatido, hay una preocupación, y esa preocupación es sostenida, muchas veces por los sectores más jóvenes. Por ese lado veo una tendencia a sostener el tema.
—En el caso hipotético de que gane Milei y pensando en el esfuerzo de que no haya un impacto ambiental a partir de las decisiones políticas, ¿cuáles piensa que serían las principales preocupaciones de las organizaciones ambientalistas y científicas?
—Más allá de que gane un candidato o el otro, los problemas de la agenda ambiental en Argentina siguen siendo los mismos desde hace mucho tiempo y, quizá, se están agravando en los últimos años.
Sobre qué pasaría si ganase uno de los dos candidatos, en principio habría que ver cómo se concreta esta alianza que se ha hecho para la segunda vuelta, porque el grupo La Libertad Avanza se está aliando actualmente con una parte de Juntos por el Cambio, y sus políticas en materia ambiental son absolutamente contradictorias.
Lo que hizo el gobierno de Mauricio Macri, de Juntos por el Cambio, es totalmente contradictorio con respecto a lo que propone La Libertad Avanza en relación al cambio climático, a la contaminación de los ríos y al Ministerio del Ambiente. Hay una contradicción muy fuerte y habrá que ver quién prevalece en ese debate y hacia dónde se apunta. Hay una interrogante que lejos de despejarlo se agiganta en esa alianza.
En segundo término, creo que los temas de agenda que nos preocupan y que, seguramente, todo el sector ambiental seguirá sosteniendo, tienen que ver, en primer lugar, con impulsar una transición energética justa, inclusiva y muy vinculada con las políticas de adaptación y mitigación al cambio climático. Y en ese sentido, por supuesto, está nuestra lucha para disminuir fundamentalmente la explotación de los combustibles fósiles, para que el Estado nacional no subsidie más la explotación de éstos y para que no se avance en la frontera de su explotación hacia el mar argentino. Tenemos una agenda amplia que tiene que ver con la necesidad de impulsar las energías renovables, en tanto la Argentina es un país muy apto para promover ese tipo de energías por sus distintos climas y sus distintas regiones.
—¿Hay otros temas en agenda?
—Claro que sí, por ejemplo, la necesidad de seguir trabajando en frenar la deforestación del bosque nativo y fortalecer la ley para este bosque. Nos parece central esa parte de la agenda. También seguimos impulsando la Ley de Humedales, que es clave para el país, pues Argentina tiene el 21 % del territorio con humedales y no cuenta con una norma que los proteja.
Los humedales están sufriendo fuertemente el embate tanto del sector inmobiliario como del sector agropecuario y se necesita una norma que regule esos territorios. Creemos que en este momento es necesario promover o refundar un nuevo acuerdo socio ambiental. El último acuerdo ambiental que hubo en Argentina fue en la década de los noventa y necesitamos refundar eso, desde el punto de vista institucional y de políticas ambientales.
—Una eventual elección de un presidente que no contemple lo ambiental en sus decisiones políticas, ¿podría mellar lo que se ha logrado en este tema?
—En Argentina existe una gran base social y ambiental. Siempre hemos dicho que las grandes decisiones ambientales, más allá de ser promovidas desde el Estado, han sido impulsadas por la sociedad. Esto tiene que ver con procesos que se dieron a través de grandes movilizaciones sociales o por situaciones críticas, como la reforma de la normativa para incendios forestales que ocurrió justamente a partir de grandes incendios que hubo en Argentina.
Las reformas ambientales también se han dado a través de fallos judiciales promovidos por acciones de la sociedad civil. Pero eso no alcanza, se necesita que el trabajo de la sociedad esté respaldado por decisiones políticas.
Si las decisiones políticas no favorecen la agenda ambiental de disminuir el uso de combustibles fósiles y de trabajar en la adaptación y la mitigación del cambio climático, entre otros temas, por supuesto que se va a resentir cualquier proceso ambiental. Pero somos optimistas y confiamos en que eso no sucederá porque la sociedad es mucho más que un presidente, tenemos un Parlamento y una sociedad bastante fortalecidos en Argentina como para echar bases y establecer agendas.
—¿Cree que el tema ambiental podría ser decisivo a la hora de la votación? ¿Considera que las personas contemplan este tema para decidir su voto?
—Desde hace mucho tiempo venimos diciendo que es necesario votar por el ambiente. Sin embargo, es un proceso que se está construyendo en términos crecientes. En algunos lugares del mundo tiene mayor recepción y en otros, en términos electorales, tiene menos recepción, pero, claramente, hay que mirar el contexto de cada sociedad.
Argentina está en una crisis terminal desde el punto de vista económico, financiero, incluso con indicadores sociales muy graves, entonces, el tema ambiental no adquiere el impacto electoral que debería tener, pero está cada vez más presente en la agenda y se le presta más atención desde el punto de vista electoral. Ahora bien, eso tampoco sería suficiente en la medida en que las políticas no estén orientadas a establecer una agenda consistente. Una cosa es que tenga expresión electoral y otra que se pueda construir una agenda. Eso todavía está en veremos.
* Imagen principal: Elecciones presidenciales en Argentina. Foto: Dirección Nacional Electoral.
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