- La Reserva de la Biosfera Maya de Guatemala enfrenta una mayor presión por parte de la ganadería y de la agricultura, al mismo tiempo que las sequías amenazan con provocar una ola de incendios sin precedentes.
- Una complicada transición gubernamental también podría dejar a los organismos ambientales sin fondos ni recursos suficientes para hacer frente al aumento de los incendios, lo que podría obstaculizar aún más los esfuerzos para abordar la deforestación.
- Las áreas que tradicionalmente han sido gravemente afectadas por la deforestación incluyen el Parque Nacional Laguna del Tigre y el Parque Nacional Sierra del Lacandón, pero hay señales de que pobladores informales están ingresando a nuevas partes de la reserva.
El área protegida más grande de Centroamérica afrontará un tiempo difícil en el 2024. La Reserva de la Biosfera Maya, en Guatemala, enfrenta una mayor presión por parte de la ganadería, al mismo tiempo que la sequía amenaza con provocar una ola de incendios sin precedentes. Además, una compleja transición gubernamental podría dejar a los organismos ambientales sin fondos ni recursos suficientes para lidiar con esta problemática.
“Nunca estamos completamente seguros de si las cosas se desarrollarán como pensamos. Pero los factores que estamos observando nos llevan a recomendar prepararnos para un mal año… o para un muy mal año”, comentó Víctor Hugo Ramos, asesor del programa Mesoamérica de la Wildlife Conservation Society (WCS).
La reserva se extiende por 21 602 kilómetros cuadrados a lo largo del norte de Guatemala. Está dividida en diferentes parques, concesiones y corredores biológicos, algunos más afectados por la deforestación que otros. En el oeste, el Parque Nacional Laguna del Tigre y el Parque Nacional Sierra del Lacandón se han visto afectados por la ganadería ilegal y por la expansión de asentamientos informales, a veces con vínculos con el crimen organizado.
Las autoridades establecieron una especie de escudo de cortafuegos y caminos de patrulla dentro de hábitats intactos, para evitar que los pobladores ilegales y la deforestación avanzaran más hacia el este. Pero en junio, una patrulla descubrió, entre los árboles, campamentos y líneas de demarcación para apropiación de tierras que atravesaban el escudo por primera vez en años. Más preocupante aún es que los caminos conducían hasta la frontera con México, lo que sugiere que los grupos criminales pueden estar trabajando con comunidades rurales para avanzar hacia nuevas tierras.
“Se nos encendió una alarma porque una semana antes no había ningún sendero allí. Este tramo no existía”, comentó Luis Romero, director de protección ambiental de WCS.
Según Romero, en uno de los campamentos había ropa y equipo más sofisticado y costoso que los que usa la mayoría de la población rural de la zona. Las autoridades también vieron drones sobrevolar el área.
“Nuestro temor es que estén organizando a grupos de campesinos y que de repente vayan a ocupar el territorio —planteó Romero—. Esto será difícil de contrarrestar”.
La mayoría de las comunidades en la reserva no tienen títulos legales de propiedad de la tierra, pero logran quedarse debido a los altos estándares legales requeridos para llevar a cabo un desalojo. De acuerdo con Romero, si logran ingresar a nuevas partes de la reserva, probablemente comiencen a provocar incendios para despejar la vegetación antes de esparcir semillas de pasto para la ganadería. Es una forma común de lavado de dinero para los grupos criminales que comercian con drogas a través de la frontera con México. La ganadería también puede ocultar pistas de aterrizaje clandestinas para aviones usados por el narcotráfico que llegan desde Colombia y desde Venezuela.
El área recién descubierta ya está mostrando signos de deforestación. Datos satelitales de Global Forest Watch evidencían una fuerte expansión de la tala este año en la Reserva de la Biosfera Maya, en el norte, entre Laguna del Tigre y la frontera con México, así como en toda la zona sur.
El Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) y otros organismos gubernamentales trabajan con grupos conservacionistas para mantener los incendios bajo control. Pero eso podría volverse más difícil de cara al próximo año, ya que El Niño, un fenómeno climático global en el que las superficies del océano se calientan, trae temperaturas más altas y períodos más prolongados sin precipitaciones.
El Niño ocurre de cada dos a cada siete años, pero se espera que este sea especialmente fuerte, con algunas de las temperaturas más altas desde 1950, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.
“La gente que ingresa al área sin permiso provoca incendios —comentó a Mongabay un funcionario del CONAP, que desea permanecer en el anonimato por temor a perder su trabajo—. Casi todos los años tenemos ese problema. Pero, el año que viene, se prevé una estación seca larga”.
También se inician algunos incendios en tierras que ya han sido taladas, mientras las familias se preparan para una nueva cosecha. Pero, cuanto más caluroso y seco sea el clima, mayores serán las posibilidades de que esos incendios se salgan de control y se propaguen al bosque primario. Según las autoridades, incluso solo unos pocos días de lluvia ocasional pueden limitar esos accidentes, mientras que un mes sin lluvia puede significar un desastre.
Combatir El Niño requiere dinero y mano de obra. Se debe patrullar para mantener los cortafuegos y para mantener a raya los asentamientos informales, mientras que otros funcionarios tienen que viajar a los confines de la reserva para contener los incendios. Sin embargo, el menguante presupuesto del CONAP ha sido un problema durante años. Y existe una creciente preocupación de que las necesidades de la reserva queden en el camino mientras Guatemala atraviesa una transición gubernamental.
El candidato Bernardo Arévalo (que se presentó con una plataforma anticorrupción), ganó la presidencia en las elecciones de agosto pasado, pero el gobierno saliente ha intentado invalidar su partido político y realizar redadas contra funcionarios electorales, lo que generó temor de que no habrá una transición pacífica del poder en enero.
Aun si todo va bien, una transición gubernamental podría complicar los esfuerzos de conservación en la reserva. La confirmación de cuál será el presupuesto anual suele tardar más. Según el funcionario del CONAP, las nuevas autoridades reemplazan a las anteriores. Estas o no conocen los problemas, o quieren implementar sus propias estrategias, lo que puede llevar mucho tiempo.
“Pero la ventaja que tenemos hoy es que ya existe una estrategia de prevención —aseguró el funcionario—. Tenemos un plan de prevención de incendios”.
Imagen principal: El bosque desde arriba en la Reserva de la Biosfera Maya. Foto cortesía de ACOFOP.
Historia original: https://news-mongabay-com.mongabay.com/2023/11/guatemala-braces-for-unprecedented-year-of-deforestation-in-maya-reserve/
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