Frente al peor brote de incendios forestales en tres años, ganaderos y tribus indígenas del sur de la Amazonía se unieron para extinguir cerca de dos docenas de incendios en los últimos tres meses, ofreciendo esperanzas a nuevas alianzas entre antiguos adversarios, puedan ayudar a mantener las tasas de deforestación en la Amazonia brasileña en descenso.
Las brigadas de bomberos voluntarios, que han pasado más de 400 horas luchando contra los incendios, son el producto de la colaboración entre Aliança da Terra, una ONG brasileña sin ánimo de lucro que trabaja para mejorar el manejo de la tierra por los ganaderos en el corazón de la Amazonía; y los indios Kayapó y Xavante; autoridades locales, y el Servicio Forestal de EE.UU. En los últimos dos años el Servicio Forestal, con asistencia financiera de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), ha dirigido tres sesiones de entrenamiento intensivo en tácticas de lucha contra incendios arrasadores. El entrenamiento se produjo en el momento oportuno: el número de incendios que arden en el estado de Mato Grosso subió de 5.000 el año pasado a 18.800 este año, el más alto desde el 2007. Las condiciones excepcionales de sequía agravan los incendios que se utilizan anualmente para el despeje de tierras. Una imagen hecha pública hace dos semanas por la NASA, muestra el humo que oscurece un corredor de 2.500 kilómetros que se extiende desde Perú, Bolivia y Brasil en el norte, hasta Argentina en el sur. 148.946 incendios ardían en el momento en que se tomó la foto.
Imagen cortesía de la NASA por Jeff Schmaltz, MODIS del grupo Rapid Response de la NASA CVEG. Pulsar aquí para ampliar la imagen.
El fuego se ha utilizado en el sur del Amazonas como una manera de reclamación de tierras y pastos para su preparación para el ganado de baja intensidad. Pero a medida que algunos ganaderos han mejorado sus prácticas de manejo y de paso, impulsando la productividad de sus terrenos, el fuego se ha convertido en un enemigo.
Bombero indígena brasilero, Matto Grosso
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“Antes nadie combatía el fuego en Mato Grosso. Los incendios permanentes eran normales.”, le dijo John Chapman, gerente administrativo de la brigada de incendios y del proyecto Xavante de Aliança da Terra a mongabay.com.
Pero John Cain Carter, ranchero nacido en Estados Unidos que fundó y dirige Aliança da Terra, dice que esto ha cambiado. Los ganaderos están preocupados por perder su inversión en el mantenimiento de pastos productivos. La pérdida de pastos de calidad puede dejar el ganado sin forraje hasta enero. Mientras tanto, el ganado se moriría de hambre, sin alimento suplementario de otra fuente, que es ya costoso para un negocio tan marginal. Adicionalmente el fuego daña las cercas y puede acabar con los jardines y granjas de pequeños propietarios.
El fuego también pone en riesgo las reservas forestales. Bajo la ley brasileña, los propietarios de tierra están obligados a mantener un 80 por ciento de bosques en sus tierras. El fuego—que se puede propagar fácilmente de los pastizales adyacentes, especialmente en años como éste, donde no ha llovido desde finales de abril—puede hacer responsable a un ganadero de grandes multas, si las autoridades locales deciden hacer cumplir la ley.
Una vez que los bosques se encienden, es muy difícil apagar el fuego. Carter dice que los equipos de extinción de incendios, organizados por IBAMA, autoridad encargada del cumplimiento ambiental de Brasil, a menudo han abandonado la tarea de extinción una vez que los incendios se han extendido a las zonas forestales. Las brigadas entrenadas del Servicio Forestal por el contrario han luchado—y sofocado—varios incendios en el denso bosque, incluyendo conflagraciones que el IBAMA determinó como “imposibles de extinguir.”
En total, la brigada de Aliança da Terra apagó 22 incendios que padecieron en los pastos, las praderas de las montañas de Cerrado y los bosques.
La disponibilidad de equipo y tanques de agua financiados por la Fundación Gordon and Betty Moore (un respaldo importante de Aliança da Terra), ubicados estratégicamente, ayudan a los esfuerzos. Varios ganaderos también han proporcionado equipos y apoyo financiero. Incluso uno contribuyó con un camión.
“Los agricultores, la población local, los colonos y los indios ven ahora a esta brigada de bomberos como héroes”, dijo Carvalho de Aliança da Terra. “La brigada controla el fuego que de otro modo seguiría ardiendo”.
Edimar Santos Abreu, un “ex ocupante ilegal” o colono ilegal, que ahora encabeza la brigada de Aliança da Terra, dijo que el éxito en la lucha contra los incendios supone un cambio importante en la región, donde los ocupantes ilegales, los indios, los rancheros, los granjeros de la soja, y los especuladores de la tierra están en desacuerdo desde hace mucho tiempo, con conflictos que a menudo terminan en derramamiento de sangre.
“Estamos todos juntos en la lucha”, dijo a mongabay.com en portugués.
Los beneficios de trabajar juntos para combatir los incendios se extienden mucho más allá de la protección contra pérdidas financieras. Los hospitales de la región están actualmente llenos de pacientes con problemas respiratorios causados por la inhalación del asfixiante humo. La reducción de los incendios reducirá los costos de salud.
El humo también hace que el transporte también sea peligroso.
“Usted no quiere estar en esa parte de Mato Grosso en este momento. El humo es muy denso, es difícil respirar y es peligroso para volar”, dijo Carter, señalando que el humo es menos malo en las zonas donde las brigadas contra incendios están activas.
El éxito de la extinción de incendios también plantea una perspectiva interesante: el surgimiento de un sistema informal de la gobernanza en la región, donde la policía es prácticamente desconocida.
Frank Merry, un científico de la Fundación Moore, dice que este hecho puede ser el resultado más importante de los esfuerzos de la lucha contra los incendios.
“Un beneficio secundario, no es sólo la lucha contra los incendios—que, por supuesto, es enorme ya que el fuego es una de las mayores amenazas para el Parque Nacional de Xingú— es el establecimiento de la gobernabilidad de la frontera”, dijo a mongabay.com. “Los vaqueros y los indios trabajando juntos siembra la semilla de la gobernanza y sugiere una ruptura de algunas de las barreras culturales entre los grupos fronterizos que han sido tradicionalmente enemigos.”
“Para mí esto es una entrada muy interesante de gobernanza fronteriza al margen de la ley”, continuó. “Es una forma de gobierno autónomo.”
El sistema de brigada tiene previsto ampliarse a 16 condados, incluyendo cinco que rodean el Parque Nacional Xingu—Gaúcha do Norte, Querência, São Felix do Araguaia, São Jose do Xingu, and Santa Cruz do Xingu—que tienen cerca de 13 millones de hectáreas de bosques tropicales . Los miembros de las actuales brigadas se convertirán en instructores de las tribus y de los propietarios privados una vez que termine la estación seca. Aliança da Terra entrenará grupos “no indígenas”, mientras que el coronel Mariano del Corpo de Bombeiros de Mato Grosso coordinará el entrenamiento con los indígenas. Ambos grupos trabajarán en conjunto: los indios ayudando en la propiedad privada, así como en el parque y los ganaderos, agricultores y colonos haciendo lo mismo. Todos los grupos estarán conectados por radio, de acuerdo a Carter, quien dice que el programa puede ser adoptado a nivel estatal.
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“La gente está harta de los incendios anuales. Ellos están listos para el fin del infierno.”
Carter cree que el esfuerzo de lucha contra los incendios podría ayudar a aumentar la participación en catastro o sistema de registro de la propiedad, y que espera, que eventualmente creará un camino para que los ganaderos vendan carne de calidad certificada como ‘libre de deforestación’ para obtener otros beneficios, como préstamos más baratos o de mejor acceso. Para ser miembro del sistema de Alianca, un propietario debe cumplir con ciertos criterios como reportar y monitorizar, aplicar prácticas de manejo de “no quema”, proteger las zonas ribereñas, mantener las reservas forestales como estaba previsto, pero que generalmente no se cumple bajo la ley brasileña, establecer una zona de protección anti fuego de 10 metros de ancha entre el bosque y los pastizales para evitar que los incendios se “escapen” a las zonas forestales. Estas medidas podrían ayudar algún día a transformar la industria ganadera de Brasil una de las mayores impulsoras de la deforestación un socio clave para salvar el Amazonas