Fuego en la Amazonía peruana.
El riesgo de incendios podría aumentar en amplias regiones del bosque amazónico, debido a la cada vez mayor frecuencia de sequías, la expansión de redes de carreteras y la emigración rural. Así lo afirmó una investigadora en el encuentro anual de la Asociación de Biología Natural y Conservación, que tuvo lugar en Bonito, Brasil.
María Uriarte, de la Universidad de Columbia, presentó su investigación sobre la incidencia de fuegos y su frecuencia en la Amazonía peruana. El estudio fue confeccionado con la ayuda del sistema MODIS de la NASA. Uriarte y su equipo afirmaron que el riesgo de incendios aumenta con las sequías, así como con la proximidad de carreteras. Estas conclusiones son coherentes con estudios llevados a cabo en otros lugares del mundo. Lo sorprendente es que los investigadores encontraran una correlación entre el fuego y la emigración rural. Cuando los pequeños granjeros abandonan sus parcelas y se mudan a las ciudades, la tasa de incendios aumenta. O lo que es lo mismo, la despoblación no alivia el problema del fuego en la Amazonía, sino todo lo contrario.
Siguiendo con este razonamiento, Uriarte apuntó que un mayor número de granjas está asociado a un menor riesgo de incendios. Los pequeños granjeros usan el fuego en Perú, pero también lo controlan, a menudo cooperando con sus vecinos.
“La ausencia de propietarios conduce a un mayor riesgo de incendios”, concluyó Uriarte.
Dado que todos los países amazónicos (con la excepción de la Guayana Francesa) esperan un descenso de la población rural en las próximas décadas, los hallazgos de la investigación sugieren que el descenso demográfico añadirá un factor de riesgo de incendio más a una lista que incluye condiciones climáticas más secas y calurosas, asociadas a un calentamiento del Atlántico tropical, y la expansión de la red de carreteras, que atrae desarrollo industrial agrícola y la formación de ranchos de ganado, donde a menudo se emplea el fuego para el desbroce del bosque.
Uriarte también afirmó que existen soluciones potenciales, como el establecimiento de un sistema de alarma preventivo en poblaciones vulnerables, la creación de incentivos para que los campesinos permanezcan en las áreas rurales, o conseguir que los rancheros y granjeros no empleen el fuego en sus actividades cotidianas.
Los incendios en la Amazonía se han convertido en una preocupación global, debido a la alta cantidad de emisiones que producen. Incluso los fuegos “débiles” en pequeñas superficies tienen un impacto considerable: varios estudios (incluyendo una investigación presentada en la misma conferencia, por Paulo Brando del Insituto de Investigación Ambiental de la Amazonía, IPAM por sus siglas en portugués) han demostrado que el bosque amazónico puede convertirse en savana tras sólo dos o tres fuegos superficiales –la clase de fuego que suele “escapar” de las áreas de pasto y los terrenos agrícolas.