- Un estudio reciente concluye que hasta 26 presas podrían poner en peligro tanto al carismático delfín del amazonas como al tucuxi de agua dulce.
- La investigación analizó si determinados proyectos de [construcción] de diques en el Amazonas fragmentaría las poblaciones de delfines y afectaría a las poblaciones que constituyen sus especies de caza.
- Aunque el público sigue fascinado con estos animales acuáticos, nadie sabe cuántos quedan en estado salvaje, o cómo la imparable construcción de presas va a repercutir en sus cifras.
El auge en la construcción de presas está en marcha en la Amazonía. Más de 400 centrales hidroeléctricas se encuentran funcionando, en construcción o se están diseñando según el nacimiento y la cuenca del río. Los científicos saben que las presas del trópico afectan al flujo de agua y a la deposición de nutrientes, con consecuencias negativas para los animales acuáticos, especialmente para las especies migratorias. Pero poco se sabe en cuanto a los impactos que tienen los diques sobre especies específicas, o sobre cuáles son las mejores medidas de mitigación para evitar daños.
Un estudio reciente trata de completar datos desconocidos sobre los delfines de río en Brasil. Se descubrió que al menos 26 diques podían afectar negativamente a las poblaciones de estos animales así como a sus presas.
La investigación, dirigida por la Dra. Claryana Araújo, de la Universidad Federal de Goiás, Brasil, se centró en dos especies de agua dulce: el delfín del Amazonas o boto (Inia geoffrensis), que a veces es famoso por su color rosado; y el tucuxi (Sotalia fluviatilis).
Los delfines de río de América del Sur son símbolos carismáticos de la biodiversidad de la selva tropical, y han atraído la imaginación del público. Nadan en ríos, lagunas, y entre los troncos de árboles sumergidos de bosques anegados para perseguir a su presa, se pueden encontrar alejados tierra adentro como en el caso de la parte alta de los afluentes del Amazonas, más de 2600 kilómetros (1615 millas) del Océano Atlántico.
Las dos especies habitan en Brasil, Perú, Ecuador y Colombia, y en el caso del delfín del río Amazonas, Bolivia y Venezuela. Su alcance en Brasil se extiende más allá de los límites de la cuenca del Amazonas, que incluye los ríos Araguaia-Tocantis (para el delfín del amazonas) y las cuencas del Atlántico Norte (para ambas especies).
A pesar de su estatus como especie emblema de la región, ambos ejemplares se clasifican por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), como especies con Datos Insuficientes debido a la escasez actual de los mismos. Nadie sabe cuántos ejemplares existen en la naturaleza, o cuál ha sido la evolución de la población en las últimas décadas, las incertidumbres siguen en cuanto a su ecología, y a las principales amenazas para la especie. Esta falta de datos de referencia deja a los científicos y a los gobiernos sin directrices con respecto a la toma de medidas de conservación necesarias, y expone a los animales a un mayor peligro.
Completando la falta de conocimiento
Para Araújo, el estudio de los delfines surge de una dedicación de por vida a estos animales. “Desde niña, me fascinaban estas especies y sentía un interés particular por los animales del centro de Brasil, donde nací y me crié”, explicó Araújo a mongabay.com.
“Incluso con una financiación muy limitada, he trabajado con los botos del centro de Brasil y luchado para contribuir de forma significativa a su conservación”, dijo. “En muchas ocasiones, he llevado a cabo el trabajo de campo en solitario, he pasado horas observándolos y aprendiendo la importancia de proteger su hábitat para su persistencia a largo plazo”.
El estudio de Araújo, publicado en la revista Oryx, examina el solapamiento entre el hábitat de ambas especies de delfines y las presas existentes o las que están planificadas. Se registraron dos tipos de impacto, “presente” o “ausente”, para cada dique dentro del ámbito de los delfines: si la obstrucción fragmentaba la población, y si afectaría las poblaciones de las especies de las que se alimentan.
Una presa construida dentro del hábitat de los delfines influyó en ambos casos, mientras que otra localizada río arriba influyó solo en sobre sobre las especies que cazan los delfines. Estos impactos se sumaron entonces por cada presa, y dentro de cada cuenca, identificando así donde se registraría la mayor parte. El equipo de investigación espera que su metodología sencilla sea aplicable a otras especies acuáticas ante la necesidad de una rápida evaluación similar de impactos, ya que las presas se construyen muy deprisa.
En el caso del bufeo, ya existen 13 presas dentro de su hábitat, se están construyendo 3 más, y hay 7 previstas. La mayoría de las presas se sitúan dentro del Araguaia-Tocantins (11) y (10) en cuencas del Amazonas, con sólo 2 en la cuenca del Atlántico Norte. Todas las presas del río Araguaia-Tocantins impactan tanto en los delfines como en sus especies de caza, convirtiendo la región en el lugar con mayor impacto en las especies en general. Sin embargo, cuando se tiene en cuenta el tamaño proporcional de cada región, y el impacto se reajusta según el área geográfica, la pequeña vertiente del Atlántico Norte es la más afectada.
Para el Tucuxi, el impacto es menor, debido principalmente a que la especie abarca un ámbito menor, y no se encuentra en toda la cuenca del Araguaia-Tocantins, donde se localizan muchas presas. Dentro del hábitat de esta especie, ya se han construido 3 presas, otras 3 se encuentran en construcción, y hay 2 más previstas. La mayoría de estas presas afectan a especies que sirven de alimento a los delfines, en lugar de fragmentar su hábitat, y 5 de las 8 presas se encuentran dentro de la cuenca del Amazonas.
El delfín del amazonas ya se ha separado en ocho grupos debido a las presas del Río Tocantins, y podría aumentar a 12 si los planes siguen adelante. La fragmentación aísla a los subgrupos, reduce o elimina el flujo de genes entre ellos, y le convierte en una población más vulnerable a futuros impactos ambientales, tales como los provocados por el cambio climático, enfermedades, o [construcción de] más presas.
Solo hace falta con observar a los delfines de río asiáticos para ver el destino potencial de las poblaciones muy fragmentadas. La fragmentación y degradación del hábitat causada por los diques han contribuido a la disminución tanto del delfín del río Ganges y del río Yangtze, con este último en la actualidad funcionalmente extinto. “Los delfines de río de Brasil no están tan amenazados como los de Asia, y por lo tanto se puede aprender mucho de la investigación y de la eficacia de las medidas de mitigación”, afirman los investigadores en su informe.
Todavía persisten muchas incógnitas
Si bien el reciente estudio del delfín marca un comienzo, no contempla los efectos a largo plazo que tal fragmentación extensa tendría sobre las poblaciones de especies. “Este y muchas otras consecuencias son aún muy inciertas. Habría que vigilar a las subpoblaciones durante un período más largo, para comprender mejor los impactos potenciales “, explicó Araújo a mongabay.com.
“Además del efecto más obvio en la fragmentación de la población, necesitamos más estudios para comprender los posibles impactos sobre la demografía, el comportamiento y los cambios en la distribución. La falta de datos de referencia sólida pone en duda nuestra capacidad de evaluar la repercusión total y pone de relieve la importancia de la investigación básica y de largo plazo”, afirmó.
Los efectos de los diques en las especies de las que se alimenta el delfín son aún más complejos, en parte debido al hecho de que las concentraciones de peces son a menudo mayores inmediatamente río abajo de las presas, lo que puede incrementar las densidades de delfines. “Muchos investigadores están de acuerdo en que las represas pueden proporcionar algunos posibles beneficios inmediatos a corto plazo [para la alimentación de los delfines], tales como la concentración de peces, facilitando así la búsqueda de alimento”, dijo el Dr. Enzo Aliaga Rossel, miembro de la SSC Grupo Especialista en Cetáceos de la UICN para los ríos de América del Sur, a mongabay.com.
Las poblaciones de delfines y las especies de las que se alimenta también pueden beneficiarse río abajo de las represas debido a que por motivos de protección, las actividades humanas como la pesca están prohibidas en estas áreas. Pero la escasa aplicación de estas restricciones, junto con la proximidad de algunas represas a los centros urbanos, puede convertir a los delfines más vulnerables a las perturbaciones humanas, según explican los autores del estudio.
Aliaga Rossel señala los efectos negativos a largo plazo sobre los delfines y sus especies de caza, además de los cambios en la hidrología, la sedimentación y la acumulación de contaminantes. “Las represas afectan a los peces que tienen sus migraciones anuales de desove, [lo que] afectará al comportamiento reproductivo y a las actividades de los peces, esto tendrá un efecto en la dieta de los delfines, y en los patrones de movimiento”.
Los autores del estudio señalan que: “Con el enfoque actual de Brasil en [energía y] el desarrollo económico, la reducción de los impactos de los proyectos hidroeléctricos sobre los delfines fluviales es desafiante”.
La búsqueda de soluciones: salvar a los delfines del Amazonas
Los municipios de la región amazónica tienen que considerar cuidadosamente la localización precisa de las nuevas presas si quieren minimizar el daño a las especies acuáticas, concluyó Araújo. “[Esto] sería, con diferencia, la forma más importante para mitigar las amenazas a los delfines, y podría conseguir una reducción significativa de los impactos”.
El estudio expone incluso recomendaciones más detalladas: “Siempre que sea posible, se debería considerar la reubicación de los proyectos propuestos [de centrales hidroeléctricas] a zonas con un impacto mínimo. En situaciones donde se propone una presa río abajo donde ya existe otra y dentro de la distribución de un delfín, el cambio a una ubicación río arriba podría tener un impacto menor”.
Araújo afirma que se podría hacer mucho más para mejorar la supervisión científica de los nuevos proyectos de represas con el fin de reducir el daño potencial: “Se deben realizar cambios significativos en el proceso, incluyendo las etapas de planificación, la mitigación, el proceso de revisión de la EIA (Estudio de Impacto Ambiental) y su aprobación, etc.”, dijo Araújo. “Por ejemplo, con el fin de garantizar la solidez de la EIA, el propio Estudio de Impacto Ambiental y su proceso de revisión requerirían siempre conocimientos especializada sobre la biología de los botos, lo cual no ha sucedido siempre”.
Los autores creen que su estudio es conservador en su evaluación de riesgos, ya que no se evaluaron varios posible impactos de las represas, difíciles de cuantificar, entre ellos el riesgo de aumento de la enfermedad y la exposición a la contaminación concentrada y a la reducción de la complejidad del hábitat en torno a presas y embalses, que pueden disminuir la diversidad de especies de las que se alimentan los delfines. Por supuesto, las presiones sobre los delfines no se limitan a los impactos directos e indirectos de los proyectos hidroeléctricos: los pescadores matan a estos animales que creen una amenaza para las poblaciones de peces; también los utilizan como cebo de pesca; o los animales mueren cuando accidentalmente se enredan en redes de pesca y aparejos.
Se necesitan con urgencia más estudios sobre el tamaño de las poblaciones de delfines de agua dulce de América del Sur, así como las distribuciones para determinar su estado de conservación. “Seguimos monitorizando las poblaciones del boto en los ríos Araguaia y Tocantins, y siempre estamos tratando de mejorar nuestro conocimiento sobre la ecología de esta especie mediante el estudio de su distribución, dinámica y comportamiento poblacional”, explicó Araújo. “La investigación a largo plazo es siempre una parte esencial para garantizar que la conservación está funcionando eficazmente”.
Como parte del esfuerzo en curso, el listado de la UICN (Unidad Internacional para la Conservación de la Naturaleza) que cataloga a ambas especies como con “datos insuficientes” se está revaluando actualmente, Aliaga Rossel dijo a mongabay.com, “y espero que la nueva clasificación sea más protectora”.
A pesar de la falta de datos sobre la población de referencia para la especie en general, varios países han clasificado a las especies a nivel nacional. Colombia, Bolivia y Venezuela han catalogado al delfín del río Amazonas como vulnerable, mientras que en Ecuador está catalogado como en peligro de extinción. El tucuxi también ha sido incluido por varios países. La evaluación de Brasil 2014 clasificó al delfín del río Amazonas como especie en peligro de extinción, y el tucuxi próximo a la amenaza. “Cada país tiene sus problemas regionales relacionados con los delfines de río, pero en general, las amenazas son comunes para todos los ríos de América del Sur”, dijo Aliaga Rossel.
“Estas especies [carismáticas] pueden estimular a que la gente se involucre y entienda los problemas de conservación”, dijo Aliaga Rossel. Su “importancia como indicadores en estos ríos es clave, a pesar de que las amenazas están aumentando, no es demasiado tarde para buscar soluciones integradoras. La participación de la población local, y el apoyo de gente de fuera, como es el caso del turismo, por ejemplo, resulta de gran importancia para mantener a estas increíbles criaturas entre nosotros”.
Citas:
Araújo, C. C. and Wang, J. Y. (2015). The dammed river dolphins of Brazil: impacts and conservation. Oryx, 49, 17–24