- Ante el objetivo de Colombia de convertirse en el tercer proveedor más grande del mundo de aceite de palma, los científicos temen el daño que esta industria pueda causar a la biodiversidad del país.
- Si el aceite de palma en Colombia quiere crecer de manera sostenible, la palma aceitera africana debe sembrarse en tierras ya degradadas, como las de pastoreo.
La industria del aceite de palma en Colombia pretende superar a Tailandia para convertirse en el tercer proveedor más grande del mundo. Este aceite vegetal se encuentra en productos del hogar, tales como aperitivos, helados y cosméticos, así como también en biocombustibles.
Conocido por ser un país megadiverso, Colombia se atribuye 74 ecosistemas naturales diferenciados, con una tasa de biodiversidad únicamente superada por Brasil. El país ocupa el 0.22 por ciento de la superficie terrestre, pero alberga alrededor del 10 por ciento de las especies hasta hoy conocidas.
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La expansión a gran escala de la palma aceitera ha sido un factor importante en la deforestación y pérdida de biodiversidad en muchas áreas de los trópicos. En Malasia e Indonesia, donde se cultiva el 85 por ciento a nivel mundial de dicha palma, el desenfrenado crecimiento industrial durante las últimas décadas ha sustituido la selva tropical por plantaciones de monocultivos, lo que devastó la vida silvestre en el proceso y llevó a que Indonesia prohibiera nuevas expansiones. Sin embargo, como la demanda del aceite de palma va en aumento, otros países esperan tomar la rienda.
De acuerdo con el viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Alberto Botero López, Colombia se vanagloria de los suelos fértiles, pero el 40 por ciento ha sido degradado. Los procesos de degradación que más afectan los suelos colombianos son la erosión, la infraestructura y las construcciones urbanas, la contaminación por sustancias tóxicas, la pérdida de materia orgánica, la salinización y la desertificación.
Además, los ecosistemas naturales y los bosques colombianos están desapareciendo a ritmo acelerado, ya que la deforestación se disparó luego de un acuerdo de paz histórico en 2016 con las FARC, la otrora organización rebelde más grande del país.
Mientras que Colombia y el sudeste asiático enfrentan sus propios desafíos ambientales, a los activistas e investigadores les preocupa que la expansión de la palma aceitera en Colombia luego del acuerdo de paz de 2016 pueda ocasionar una pérdida de biodiversidad y degradación de los ecosistemas delicados, como ha sucedido en otras partes.
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El impacto del aceite de palma en Colombia
En un estudio reciente realizado por un equipo de investigadores de la ETH de Zúrich (Suiza) y la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, se intentó calcular el impacto de la palma aceitera en la biodiversidad colombiana mediante la combinación de mapas de distribución de las especies amenazadas con las ubicaciones de las plantaciones de palma aceitera actuales y previstas. Descubrieron que el impacto de las plantaciones actuales en los vertebrados amenazados era relativamente bajo debido a que una gran parte del cultivo de esta palma se había realizado en tierras de pastoreo degradadas con anterioridad. Los resultados se publicaron hace poco en la revista Biological Conservation.
“La palma aceitera, en Colombia, ha reemplazado a las tierras para pastoreo más que a los bosques y esto explica el impacto mínimo que el cultivo ha tenido en la biodiversidad”, comentó la autora principal, Natalia Ocampo-Peñuela.
Ocampo-Peñuela y colegas sostienen que estos descubrimientos se pueden usar para dirigir la expansión de la palma aceitera a áreas en las que sean mínimos los impactos en la vida silvestre amenazada, así como también para saber qué zonas evitar. Ellos destacan el Área de Manejo Especial La Macarena como una de estas zonas. Ubicada en un importante corredor ecológico transitorio entre la Amazonía colombiana, los Llanos Orientales y los Andes, los investigadores comentan que el cultivo de la palma aceitera en La Macarena podría repercutir negativamente en muchas especies amenazadas.
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Los autores también advierten que esta expansión no debería evitar solo las áreas con un alto número de especies en peligro.
“Algunas áreas señaladas como de bajo riesgo para la conservación de los vertebrados amenazados están en las sabanas naturales de la Orinoquia, las cuales también deberían ser protegidas de la expansión de la palma aceitera, dada la importancia ecológica de estas”, dijo Andrés Etter, experto en ecosistemas colombianos y coautor de la investigación.
La investigación indica que las plantaciones de palma aceitera contienen mucho menos vida silvestre en comparación con los hábitats naturales. Lain Pardo, biólogo e investigador de la Universidad James Cook, realizó un estudio a gran escala con cámaras trampa en los 2000 km2 de los Llanos Orientales, donde se encuentran las plantaciones de palma aceitera más grandes. Los resultados de Pardo, publicados en mayo en PLOS ONE, demostraron que estas enormes plantaciones no son aptas para la mayoría de los mamíferos naturales de los ecosistemas de sabanas orientales.
“Encontramos que el número y la diversidad de las especies diferían de manera significativa entre las plantaciones de palma aceitera y los bosques vecinos, con el número de especies dentro de las plantaciones de palma un 47 por ciento más bajo, en promedio, que en el bosque”, comentó Pardo.
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¿Cómo reducir el efecto negativo del aceite de palma en Colombia?
Para reducir el efecto negativo de la palma aceitera en las poblaciones mamíferas, Pardo recomendó que los palmicultores estimulen la vegetación del sotobosque y eviten la presencia de ganado en las plantaciones, a la vez que promuevan la conservación y restauración de los bosques ribereños cercanos. Además, Pardo enfatizó que, en general, el impacto de las plantaciones pequeñas en los mamíferos era menor que el de las más grandes.
Estos impactos no los sienten solo los mamíferos. En una investigación publicada por Diana Tamaris, de la Universidad Nacional de Colombia, se mostró que la diversidad de aves era un 90 por ciento más baja en las plantaciones de palma aceitera del este de Colombia que en los bosques cercanos.
Panthera, la organización líder en la conservación de felinos, también ha estudiado los efectos de la palma aceitera en el corredor del jaguar que pasa por Colombia. Uno de los objetivos de Panthera es la iniciativa internacional para conservar los bosques y los ecosistemas dentro del corredor del jaguar con el fin de preservar el amplio flujo genético de las especies entre continentes.
Esteban Payán, director regional de las operaciones del norte de Sudamérica, se interesó por el efecto de la palma aceitera en los jaguares cuando notó que los animales estaban pasando por Magdalena Medio, región que conecta el Tapón de Darién y América Central con las sabanas y la selva amazónica. Magdalena Medio es también la segunda región más importante de cultivo de palma aceitera.
Mediante cámaras trampa de alta densidad, el equipo de Payán encontró que los jaguares utilizan las plantaciones de palma aceitera como terreno de caza, pero que no se asientan en dichos lugares.
“Los jaguares usan los palmares, pero no viven allí —comentó Payán—. Para los jaguares, la palma aceitera es más bien un hábitat auxiliar que un ecosistema totalmente funcional”.
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Payán también descubrió que las plantaciones más pequeñas —las que definió como menores de 2000 hectáreas— eran más propicias para el avistamiento de jaguares. Además, las plantaciones con un alto grado de mecanización, en las que el ruido y los disturbios pueden durar todo el día, tenían muchas menos probabilidades de mantener a los jaguares que los métodos de cosecha humanos.
“Si se trata de hombres trabajando, los animales se esconden cuando aparecen a las 6 de la mañana, pero luego, cuando se van a las 15:00, la actividad es intensa —dijo Payán—. Desde ya, no es conveniente que los jaguares deban adaptarse a la jornada de trabajo del hombre, pero al menos, en este sentido, existe una simbiosis limitada”.
Rodrigo Bernal, uno de los investigadores principales de la palma aceitera en Colombia, también está preocupado por los efectos que el cultivo comercial de esta palma produce en la integridad genética de las especies nativas de palma.
En una conversación con Mongabay, Bernal indicó estudios de investigadores, del Instituto Humboldt y del Instituto Sinchi que exponen que la especie de palma aceitera más común está clasificada como invasiva en el norte de Sudamérica.
Bernal explicó que existen dos especies importantes de esta palma: la Elaeis guineensis —de África occidental, conocida como palma aceitera africana— y la E. oleifera —de América, llamada palma nolí—.
Los productores de palma colombianos han comenzado a cruzar las dos especies para obtener un híbrido denominado OxG —el cual es menos propenso a la descomposición y a las enfermedades—, y Bernal comentó que hay casos en los que las dos especies se han cruzado espontáneamente.
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“Como lo señala un documento reciente del Ministerio de Ambiente, las pocas palmas de nolí que sobreviven cerca de las plantaciones de palma han comenzado a cruzarse de manera espontánea con sus primas africanas, produciendo híbridos entre las dos especies en la región del Magdalena Medio”, dijo.
Bernal comentó que, además del riesgo de extinción que enfrenta la palma aceitera nativa por la pérdida del hábitat, ahora debe afrontar “la pérdida de diversidad genética por el cruce con la especie africana y la pérdida de identidad”.
Bernal agregó que, por lo general, en las plantaciones de palma hay parásitos y patógenos que se pueden propagar a otras especies de palma, lo que causa problemas a las fuentes tradicionales de alimentación, como el chontaduro (Bactris gasipaes) —en la región del Pacífico— y el moriche (Mauritia flexuosa) —en la Amazonía—.
Para expandir de manera responsable la palma aceitera, Bernal dijo que los productores de esta palma y los reguladores gubernamentales de Colombia deben colaborar con investigadores independientes para realizar estudios que “lleguen al fondo de la cuestión”.
“Una vez que determinemos las dimensiones del problema, podremos comenzar a trabajar juntos para encontrar soluciones”, comentó Bernal.
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Referencias:
Pardo, L. E., Campbell, M. J., Edwards, W., Clements, G. R., & Laurance, W. F. (2018). Terrestrial mammal responses to oil palm dominated landscapes in Colombia. PloS one, 13(5), e0197539.
Ocampo-Peñuela, N., Garcia-Ulloa, J., Ghazoul, J., & Etter, A. (2018). Quantifying impacts of oil palm expansion on Colombia’s threatened biodiversity. Biological Conservation, 224, 117-121.