- La industria de la soya exige contar con un aparato logístico que, principalmente, se compone de enormes silos donde los granos pueden almacenarse de forma adecuada y con la garantía de que no se fermentarán debido a la humedad.
- Esta característica no es gratuita: los productores de cereales originarían grandes congestiones en las vías de transporte si decidieran distribuir su mercadería y no almacenarla.
- Los diferentes usos del grano de soya incluyen tanto a la industria alimentaria como a la de biocombustibles.
La cadena de suministro de soya y maíz depende de la existencia de instalaciones logísticas de propiedad privada esenciales para recibir, secar y almacenar los granos después de la cosecha. Sin silos, toda esta cosecha tendría que transportarse inmediatamente a plantas de procesamiento o terminales de exportación distantes.
Tal situación causaría ineficiencias en la cadena de suministro y provocaría atascos en el limitado número de carreteras que conectan las zonas productoras con las terminales. De este modo, los silos absorben la producción durante la cosecha y luego permiten enviar los granos a los mercados durante las semanas y meses siguientes.
Es sabido que la soya puede fermentarse y echarse a perder si es que el acceso al almacenamiento se encuentra restringido –debido a la distancia de transporte o a las largas colas en las instalaciones logísticas– especialmente si los granos tienen un alto contenido de agua. Se calcula que las pérdidas por esta clase de deterioro fluctúan entre el 5% y 6% anual; ello representa, en términos de monetarios, un perjuicio de entre 200 y 500 millones de dólares anuales para el estado de Mato Grosso.
Según la Companhia Nacional de Abastecimento (CONAB), Mato Grosso tenía, en el año 2016, una capacidad total de almacenamiento de 38,6 millones de toneladas, es decir, aproximadamente el 53% de la cosecha combinada de soya y maíz del 2020. Gran parte de esta capacidad es de propiedad y está operada por cuatro empresas comerciales mundiales: ADM, Cargill, Luis Dreyfus y Bunge.
Sin embargo, actualmente, el mayor operador es el Grupo Amaggi, una empresa familiar brasileña que cuenta con una cadena de suministro integrada que abarca la producción en 280.000 hectáreas, el uso de silos en 25 instalaciones, tres molinos de trituración y activos de transporte, como barcazas y camiones. Otras compañías brasileñas centradas en el mercado nacional compiten con estas grandes corporaciones, al igual que la empresa china COFCO –propietaria de silos en Sorriso y San Lucas do Rio Verde– así como una planta de trituración en Rondonópolis.
Además, existen firmas que operan ferrocarriles clave –como Rumo y VLS– que poseen silos en sus instalaciones logísticas tanto en el campo como en las terminales portuarias que operan en Santos (SP) y São Luis de Maranhão (MA).
Actualmente, existe una iniciativa creada por la Asociación Brasileña de Soya (Aprosoja Brasil) para promover la inversión de silos ubicados en las áreas de cultivo, lo que reduciría el desperdicio y ofrecería la opción de guardar granos para venderlos más tarde. Sin duda, esto reportaría beneficios a la economía de los agricultores puesto que los precios son más bajos durante la temporada de cosecha.
En Bolivia, que es el décimo productor mundial de soya y el sexto exportador, los agricultores dependen igualmente de la presencia de los cuatro comerciantes mundiales. Aun así, la mitad de su producción es procesada y comercializada por empresas con sede en Bolivia, Venezuela o Perú.
Los molinos trituradores son el otro gran activo industrial de la soya. Como su nombre indica, estas instalaciones procesan los granos triturándolos para extraer el aceite vegetal y separarlo de la harina de soya (también denominada torta de soya). Dicho aceite de soya se consume como alimento o como ingrediente de productos alimenticios u otros bienes de consumo; mientras que en Brasil se utiliza como materia prima para la producción de biodiésel. Finalmente, la torta de soya es rica en proteínas y por ello se utiliza como ingrediente en la alimentación animal.
La soya se exporta bajo las modalidades en grano, aceite vegetal y torta de soya. Cuando se exporta en grano, ésta se procesa en el lugar de destino, donde sus dos principales productos son consumidos. No obstante, cuando se procesa cerca de las zonas de cultivo, se le ofrece a los comerciantes la oportunidad de exportar los subproductos a distintos mercados.
Más importante aún: los molinos trituradores crean una oportunidad de importancia estratégica añadiendo valor a la producción transformándola en un producto con mayor precio de mercado. Esta es la base de las industrias avícola y porcina tanto en Mato Grosso como en Bolivia.
Imagen principal: Matriz de campos de soja, reservas forestales y pastos para el ganado en la Amazonía brasileña. Crédito: Rhett A. Butler.
“Una tormenta perfecta en la Amazonía” es un libro de Timothy Killeen que contiene los puntos de vista y análisis del autor. La segunda edición estuvo a cargo de la editorial británica The White Horse en el año 2021, bajo los términos de una licencia Creative Commons – Licencia CC BY 4.0).