Científicos peruanos hicieron un gran descubrimiento: encontraron el fósil de una ballena que posiblemente haya sido el mamífero más grande y más pesado que ha habitado el planeta. La mayor parte del animal, que se estima tiene unos 39 millones de años, continúa enterrado en el desierto de Ica. ¿Por qué es tan importante desenterrar este gigantesco animal fosilizado?
La odisea de extraer el fósil
Aunque el paleontólogo Mario Urbina lleva seis años excavando el gigantesco fósil, el descubrimiento lo realizó hace más de tres lustros. “Para conseguir los fondos, conseguir que me crean, todo eso me he tardado”, asegura el científico y agrega que fue necesario trasladar al museo pedazos del fósil “porque con las fotografías del campo no me creían”.
Fue en Samaca, en el desierto de Ica, al sur del Perú, que Urbina encontró los restos fosilizados del animal, cuenta el paleontólogo Benites-Palomino. Las condiciones de este desierto son tan agrestes que Urbina lo cataloga directamente como “un infierno”. “Es horrible el lugar de trabajo”, dice el líder de la investigación. El viento es tan fuerte y la noche es tan fría que los exploradores volvían con heridas en la piel tras cada expedición. Además, “entre diciembre o primera semana de marzo las temperaturas son de unos 42 grados, sin una sola sombra” y, como si fuera poco, llegar al sitio es toda una odisea. “Vas por una zona de trampas de arena y te puedes arenar con la camioneta y quedarte ahí”, explica Benites-Palomino.
En esas condiciones Urbina excavó a mano el fósil del Perucetus colossusdurante cuatro años. Pero luego, cuando pudo demostrar que lo que había en ese lugar eran el gigantesco fósil de un animal y pudo conseguir financiamiento privado del extranjero, la metodología cambió. “Extraer el fósil es bien complicado porque estamos hablando de vértebras que pesan entre 150 y 180 kilos”, explica Benites-Palomino.
Arneses, una grúa, estructura metálica, martillos neumáticos —de esos que se utilizan para romper el concreto de las calles— se usaron para extraer el fósil enterrado a varios metros bajo tierra en una roca tan dura como el cemento mismo.
Varias toneladas de material se removieron para sacar las 13 vértebras que están expuestas, pero eso no es “ni el 5 % del total”, dice Benites-Palomino. “Queda animal todavía en el cerro”, asegura, pero el problema, dice Urbina, es que “cada vez que yo encuentro un hueso este se va en dirección hacia la profundidad”, lo que dificulta todavía más la excavación.
Lee la historia aquí
———
Videos | #Expediciones científicas | ¿Cómo salvar la danta de montaña de la extinción?
Si quieres conocer más sobre la situación ambiental en Latinoamerica, puedes revisar nuestra colección de artículos.
Si quieres estar al tanto de las mejores historias de Mongabay Latam, puedes suscribirte al boletín aquí o seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.