Renacer de los escombros

“Luego de la tragedia yo dije que si Dios me dio la oportunidad de nuevamente vivir, yo iba a levantar la voz por los que no tienen voz. Así que empecé a consultar con los abuelos y a leer en internet los impactos que causan las empresas de cobre”, cuenta Soraida Chindoy.

Impactos que el Instituto de Ciencias y Tecnologías Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), MiningWatch Canadá y las comunidades afectadas de nueve países americanos han recopilado desde 2021 en el Atlas de Justicia Ambiental. El sitio reúne denuncias de deforestación, contaminación de tierras agrícolas y fuentes de agua, así como de residuos de metales pesados en los cuerpos de animales y personas; además de testimonios de militarización y violaciones a los derechos humanos, entre otros, ocasionados por proyectos de minería de cobre en el continente americano.

Cuando Soraida Chindoy empezó a entender el riesgo que estaba corriendo su tierra ancestral, se unió al grupo Guardianes de la Andinoamazonía, una iniciativa de campesinos que habitan cerca de la zona donde se encuentra el cobre en Mocoa y que se oponen al proyecto de Libero Cobre.

En 2022 organizaron el primer Festival por el Agua, la Vida y la Montaña para buscar que las personas de Mocoa entiendan las consecuencias ambientales y sociales que la extracción de cobre puede provocar. En el marco de ese evento, la guardia indígena del pueblo Nasa —que ocupa otro territorio cercano— realizó una caminata hacia uno de los campamentos que la empresa canadiense tiene en las montañas.

“Los compañeros se encontraron caballos que los utilizaban para subir cosas, árboles talados y un aparato, una máquina grande como que era un taladro”, explica Soraida Chindoy.

La visita desencadenó que la autoridad ambiental de la Amazonía (Corpoamazonia) empezara a realizar inspecciones en la zona. Desde entonces, se inició un tire y afloje entre las entidades estatales y la minera que ha hecho que la Agencia Nacional de Minería y la autoridad ambiental ratifiquen que cualquier trabajo de exploración o explotación por parte de Libero Cobre está suspendido, porque no hay licencia ambiental y los títulos están sobre un área protegida.

Sin embargo, los títulos mineros y el Proyecto Mocoa de la compañía canadiense siguen en pie en una zona en la que, un reporte de Corpoamazonía expuesto en una audiencia pública en abril del 2019 señala que hay “una corona de un deslizamiento activo que posee una extensión superficial aproximada a 13 hectáreas y de otros movimientos en masa con menor tamaño que se encuentran activos”.

Esta información la reiteraron luego los ingenieros de Corpoamazonia durante una audiencia pública el 30 de abril del 2022, en la que explicaron que el área de los cuatro títulos mineros está en una zona susceptible de movimientos y, por lo tanto, podría generar (avenidas torrenciales) avalanchas de agua y piedras, como la de 2017 que dejó damnificada a Soraida Chindoy y su familia.

Por eso, la lideresa inga ha buscado visibilizar su causa por medio de la organización social, de actividades comunitarias y de las redes sociales. Y se ha vuelto una figura importante y con mucha visibilidad en la lucha contra la extracción minera en Mocoa.

Defender un bien común

“Soraida es una persona que busca la forma de hacerse escuchar y de poner en el radar las injusticias que se están dando en Mocoa con la empresa Libero Cobre. Admiro que siempre está buscando información para tener bases para defender el territorio ”, dice Julli Mantilla, investigadora de la Asociación Ambiente y Sociedad que conoció a la defensora inga en medio de la lucha por su tierra.

En eso coincide el esposo de la lideresa indígena, Leandro Arteaga Yela. “Soraida tiene una gran sabiduría y saca su fuerza de la medicina tradicional, ella no tiene temor de expresar lo que piensa, ni de exigir o motivar a la comunidad. Con su voz ha logrado hacer que muchas personas que, al comienzo estaban escépticas, se unan a la lucha contra las empresas extractivistas”, asegura.

Muchos ojos están puestos sobre Soraida Chidoy. Sobre todo a partir de que asistió a la precumbre amazónica que se realizó los días 7 y 8 de julio de 2023 en Leticia, Amazonas. Allí, ella y otras lideresas indígenas se reunieron con la actual ministra de medio ambiente y desarrollo sostenible de Colombia, Susana Muhamad, y le expusieron su preocupación por los riesgos que corre su territorio ante la posible extracción de minerales.

La ministra aseguró que, ante la disyuntiva del cobre o el agua, ella elegiría siempre el agua, y explicó que para casos como el del Resguardo de Condagua se haría un “decreto sombrilla”: “Vamos a empezar desde el Ministerio de Ambiente a sacar resoluciones que bloquean algunas de esas áreas, una de esas áreas es donde está Libero Cobre”, dijo Muhamad.

Mongabay Latam consultó a la cartera sobre estas declaraciones y explicaron que el decreto que Muhamad le mencionó a Soraida Chindoy, fue publicado el pasado 30 de enero. En él se establece que en Colombia se podrán declarar “reservas de recursos naturales de carácter temporal”. Lo que implicaría que, al entrar en vigencia esa figura, las autoridades ambientales revisarán los contratos de concesión que ya están en funcionamiento y, de interferir con las áreas protegidas, podrían darle terminación a los contratos de las empresas extractivistas.

Este documento es un primer paso para frenar la minería en áreas protegidas, pero aún falta que se materialice. A la fecha de la publicación de este artículo, aún no había tenido ningún impacto sobre el Resguardo de Condagua. Mientras eso llega, Soraida Chindoy tiene que lidiar con lo que significa ser defensora ambiental y de territorio en Colombia.

Hay muchas personas que no están de acuerdo con la labor que ejercen personas como ella. En las calles de su ciudad, Mocoa, hay quienes le reclaman por su lucha en contra de la minería. “A mí me reconocen fácilmente y cuando estoy en los semáforos, ya sea en moto o a pie, a veces paran a decirme que deje de pelear por lo que peleo, que los deje trabajar. Seguramente porque tienen algún empleo con la minera”, asegura.

Aunque agradece que, hasta el momento, no haya recibido ninguna amenaza o atentado contra su vida, ella y todos los que la conocen saben que es una posibilidad de la que hay que cuidarse.

“En ocasiones sentimos incertidumbre o un poco de temor en cuanto a la seguridad de Soraida, porque los líderes siempre han sido el foco de personas u organizaciones que les incomoda quienes piensen diferente o se atreven a decir lo que los demás callamos”, asegura su esposo. Y tiene razones de sobra para preocuparse, porque según el último informe de la organización no gubernamental Global Witness, en Colombia fueron asesinadas 60 personas defensoras de ambiente y territorio en 2022. Esta cifra coloca al país como el más violento para los líderes ambientales.

Soraida Chindoy lo sabe, pero enfrenta la realidad con una valentía admirable: “Yo no tengo miedo, porque sé que estoy defendiendo algo que necesitamos. Si esto no lo defiende desde el más pequeño al más grande, entonces ¿quién va a venir a defenderlo? Yo sé que últimamente a los líderes que estamos en esta defensa, nos han venido matando, pero si nos quedamos en la casa también nos matan, entonces prefiero que nos maten levantando la voz”.

La lideresa ha seguido en su activismo junto a los demás miembros de Guardianes de la Andinoamazonía. Del 18 al 20 de agosto de 2023, organizaron el Segundo Festival del Agua, la Montaña y la Vida en la capital del Putumayo. La base del evento fue concientizar a los ciudadanos sobre las riquezas que tiene la selva de la andinoamazonía y el riesgo que corren ante una posible extracción de minerales.

Para el festival, Soraida Chindoy confeccionó un disfraz de oso andino, un animal que habita en la zona que la lideresa defiende y que según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) es una especie catalogada como Vulnerable. La defensora usó ese atuendo en todas las actividades del encuentro. Con él, buscó llamar la atención de grandes y niños para que entiendan por qué vale la pena pelear por las montañas dónde su placenta, como la de muchos otros ingas, fue sembrada.

 

*Ilustraciones: Leo Jiménez.

 

Esta cobertura periodística forma parte del proyecto “Derechos de la Amazonía en la mira: protección de los pueblos y los bosques”, una serie de artículos de investigación sobre la situación de la deforestación y de los delitos ambientales en Colombia financiada por la Iniciativa Internacional de Clima y Bosque de Noruega. Las decisiones editoriales se toman de manera independiente y no sobre la base del apoyo de los donantes.

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