- Algunos barcos ya portan el sistema de identificación automática (AIS por sus siglas en inglés) ─aparatos que transmiten información abierta al público acerca de la identidad, la posición y el rumbo del barco─. Sin embargo, los barcos de pesca comercial están exentos en muchas jurisdicciones.
- Un grupo de investigadores argumenta que las nuevas políticas, incluidas las que ordenan que los barcos de pesca comerciales porten el sistema AIS, son necesarias para frenar la pesca ilegal, especialmente en los vastos tramos de océanos.
- Hacer rastreables los barcos también ayudará a evitar las colisiones con las ballenas y permitirá a los oficiales a monitorizar la minería en el fondo del mar, entre otros beneficios, argumentan los investigadores.
Los Gobiernos han implantado gigantescas zonas marinas protegidas (MPA por sus siglas en inglés) que se extienden a lo largo de miles de kilómetros cuadrados donde la pesca está restringida. En junio del año pasado las Naciones Unidas comenzaron a desarrollar un tratado internacional para gestionar la biodiversidad en alta mar, los vastos tramos de océano que no están sujeto a leyes nacionales, pero, ¿cómo haremos para que se cumplan las normas en zonas que son demasiado grandes y lejanas para patrullarlas en barco o en avión?
La solución es que las embarcaciones, especialmente las de pesca, sean rastreables por satélite y que la información recopilada sea pública, afirmó un grupo de investigadores en su artículo publicado en la revista Science en marzo. Entonces los encargados de la aplicación de la ley podrán ver en tiempo real que embarcaciones se encuentran en una zona determinada e interceptar cualquiera que parezca que esté involucrada en pesca ilegal u otras actividades.
Cada año se cree que los pescadores ilegales capturan hasta 26 millones de toneladas de marisco valorado en 23,5 mil millones de dólares al año, según un estudio del año 2009. La pesca ilegal mina todos los esfuerzos de conservación y se asocia con el trabajo esclavo y el tráfico humano.
Los buques oceánicos de todo el mundo forman parte de ello. Muchos llevan sistemas de identificación automática (AIS) ─dispositivo que transmite información acerca de la identidad del buque, la posición y el curso y su cometido es evitar colisiones─. Hasta hace poco las retransmisiones se hacían por radio VHF, pero desde hace poco los satélites han empezado a encargarse del trabajo, transmitiendo información AIS a cualquier interesado en revisarla en cualquier parte del mundo.
Grupos como SkyTruth, originario de West Virginia, sin ánimo de lucro, ya están analizando esta información para ayudar a los oficiales a cargo del cumplimiento de la ley a arrestar buques de pesca ilegales. El problema, según Douglas McCauley, autor principal del artículo de Science, es que los buques de pesca no suelen llevar dispositivos AIS, y que los requisitos para llevarlos cambian según el sitio. “La Organización Marítima Internacional ha hecho un buen trabajo al conseguir que los países miembros requieran el acceso público del rastreo de cargueros de gran tamaño y de barcos de pasajeros, pero un trabajo pobre en la construcción cobertura para los buques de pesca”, McCauley, ecólogo marino en la Universidad de California Santa Bárbara, declaró a Mongabay.
“La UE es estricta, Ecuador y las Islas Mauricio obligan a los buques pesqueros a cumplir con esto, pero en EE.UU es muy laxo y Canadá no obliga a ningún buque pesquero a cumplirlo”, añadió.
Para probar que el sistema AIS puede ayudar a rastrear amplias zonas de mar, McCauly y sus coautores, entre ellos el director de tecnología de SkyTruth, Paul Woods, observaron los datos de las redes de cerco de los pesqueros en 26 millones de kilómetros cuadrados en alta mar en la zona tropical del Pacífico. Los datos mostraron puntos activos de actividad de redes de cerco alrededor de la reserva marina de las Galápagos y la zona protegida de las islas.
Se aproximaron a la zona protegida de Kiribati, aproximadamente del tamaño de California, y se examinaron los datos del AIS, el cual mostró el tráfico marítimo antes y después de que la zona se cerrara a la pesca el 1 de enero del 2015. Afortunadamente, la MPA estaba cumpliendo con su cometido. Los datos revelaron que la abundante actividad pesquera que se producía antes del cierre cayó considerablemente después.
Por supuesto, es posible que los buques estuvieran pescando de forma ilegal en la reserva y hubieran apagado los transpondedores AIS, una práctica común entre los pescadores que no quieren ser rastreados. Otras artimañas incluyen falsificar los datos de posicionamiento y transmitir información identificativa imprecisa, según el artículo.
“Por desgracia, la falta actual de una legislación para el AIS ha atrofiado este sistema y lo ha convertido en un servicio que observa buques a los que no les importa ser vistos”, escriben los autores.
Ahora se aplican varias técnicas de análisis para ser más listos que los tramposos, e incluso más satélites compatibles con la tecnología AIS estarán pronto en funcionamiento, lo cual mejorará el acceso a los datos.
No obstante, McCauley y sus coautores argumentas que hay tres políticas necesarias para transformar el AIS en la máquina de caza de la pesca ilegal que tiene el potencial de ser.
En primer lugar, sostienen, la Organización Marítima Internacional y sus 171 países miembros tienen que requerir a todos los barcos comerciales mayores de 15 metros y todos los buques grandes llevar dispositivos AIS “accesibles públicamente y a prueba de manipulaciones”. En segundo lugar, los buques que lleven dichos dispositivos AIS tienen que ser obligados a obtener y mantener números identificativos únicos. En tercer lugar, los países tienen que velar por el cumplimiento del uso correcto de los dispositivos AIS.
Las recompensas de este sistema no se limitarían solo a localizar a los barcos infractores, según los autores del artículo.
“Si llegáramos a un futuro en el que todos los barcos usaran el AIS de manera responsable, la gestión de los océanos daría un salto hasta los 100 puntos de cociente intelectual. Se podrían reducir los impactos con ballenas; explorar los océanos para encontrar zonas que maximizaran los beneficios de la biodiversidad, beneficios para la pesca, eficiencia en la navegación; rastrear en tiempo real el comienzo de toda explotación minera… una lista muy larga” escribe McCauley en una nota de prensa enviada a los periodistas.
“Una amplia implementación del sistema AIS de forma pública traería de forma eficaz el final de una era de anonimato marino”, concluyen los autores, añadiendo que “si se fracasa en rellenar los vacíos, continuarán las actividades ilegales que roban ingresos y biodiversidad a los países en desarrollo, promocionan la injusticia social en el mar y socavan los esfuerzos de manejar cooperativamente la vitalidad sostenible de nuestros recursos marinos compartidos”.
Citas
• McCauley, D.J. et al. (2016). Ending hide and seek at sea. Science 351(6278): 1148-1150.
• Agnew D.J., et al. (2009). Estimating the Worldwide Extent of Illegal Fishing. PLoS ONE 4(2): e4570.