- 72 cámaras trampa y grabadores de audio fueron montados durante más de dos meses para comparar la biodiversidad en concesiones forestales certificadas y en las que no lo son.
- Las primeras imágenes revelan la presencia de jaguares, pumas, yaguarundíes, tapires, venados colorados, machines negros y hasta de los escurridizos perros de monte, que son difíciles de registrar.
En junio de este año, un grupo de científicos ingresó al bosque tropical de la provincia de Tahuamanu, situada al extremo norte de la región de Madre de Dios, para instalar 72 estaciones de monitoreo. Cada una de ellas implementada con una cámara trampa y un grabador de audio. Esta tecnología, elegida como parte del método de trabajo, debía registrar la vida silvestre en la selva de Madre de Dios por un período de dos meses.
Como ojos vigilantes que se activan ante el menor movimiento, durante el día y la noche, estas 72 cámaras y grabadores de audio fueron guardando día tras día instantes que hoy forman parte de una investigación, que busca estudiar la biodiversidad presente en tres concesiones forestales de Tahuamanu, es decir, en espacios de aprovechamiento que cubren el 15 % de la Amazonía de esta región.
José Luis Mena, director científico de WWF Perú, le explicó a Mongabay Latam que “la mayoría de concesiones forestales de Tahuamanu, tienen certificación forestal, y el objetivo que tenemos con este proyecto es comparar el estado de conservación de la biodiversidad en dos tipos de concesiones: certificadas y no certificadas”.
Por eso las estaciones de monitoreo fueron instaladas en 24 concesiones certificadas, en 24 que no lo son y en 24 “zonas de control”, que es como se llama a los espacios dentro de las concesiones que no han sido aún aprovechados. Estos equipos fueron colocados en puntos estratégicos de estas tres áreas con el fin de registrar mamíferos grandes, mamíferos medianos y aves terrestres. Si bien los resultados podrán conocerse el próximo año, Mena adelantó que cuando fueron a colocar los equipos se quedaron impresionados con el número de maquisapas o monos araña que observaron. “Me sorprendió la frecuencia con la que vimos grupos de maquisapas en un área donde pasan camiones cerca. Estos primates son un indicador de buen estado de conservación, al menos de que no hay cacería, porque en lugares donde ha habido cacería, tú no encuentras maquisapas. Y en muchas partes de Madre de Dios no es fácil ver a estos primates, tienes que caminar horas de horas”, narró sorprendido el biólogo.
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Las concesiones de Tahuamanu
Nelson Kroll se mudó hace 15 años a Madre de Dios atraído por la idea de vivir en la Amazonía. Tres años más tarde entró a trabajar a la concesión forestal de Maderacre, ubicada en el distrito de Iñapari, provincia de Tahuamanu, una de las unidades de manejo forestal más grandes del país. Esta concesión, que se extiende a lo largo de más de 220 000 hectáreas, es uno de los espacios en los que el equipo de investigadores instaló algunas de las estaciones de monitoreo.
Maderacre forma parte, desde el 2007, del grupo de concesiones forestales certificadas. Y Kroll contó que decidieron dar ese paso para acreditar un manejo responsable y orientado a la sostenibilidad del bosque.
Pero para optar por esta categoría es necesario asumir compromisos, mencionó Mena. “La certificación es un reconocimiento, una iniciativa que busca elevar los estándares de la actividad forestal, entonces tiene una serie de recomendaciones que los concesionarios incluyen y en el caso particular de fauna, está por ejemplo la prohibición de cazar. Una concesión con certificación FSC (Forest Stewardship Council) no practica la cacería, ellos llevan sus alimentos desde la ciudad y tú puedes tener la certeza que puedes ir a un lugar donde puedes ver fauna”, sostuvo el biólogo.
Nelson Kroll, quien confirmó que la certificación de la empresa que dirige está basada en los principios y criterios del FSC, agregó que el aprovechamiento que han implementado “es selectivo y de impacto reducido, lo que significa que todas las labores son ejecutadas teniendo como premisa la protección de los trabajadores y la reducción de los impactos sobre la vegetación, la fauna y el medio físico en general”.
La importancia de evaluar espacios como este, señaló Mena, radica en la necesidad de comprobar la efectividad de ciertas iniciativas de conservación. “Muchas veces se asume que las iniciativas de conservación en sí son buenas, pero necesitamos datos duros para mostrar que realmente lo son”, dijo. Y explicó que la hipótesis que manejan es que en las concesiones forestales certificadas se deberían conservar “mayor número de especies o tener una comunidad que nos indicaría un mayor nivel de conservación que las otras, las que no tienen FSC”.
Registros de la vida silvestre
Los cámaras trampa y los grabadores de audio permanecieron instalados hasta septiembre de este año, cuando el grupo de científicos volvió a las concesiones de Tahuamanu para retirar los equipos. Este es uno de los instantes más emocionantes de la investigación, aseguró Mena, porque no saben hasta ese momento con qué se van a encontrar. Hoy, tras visualizar una parte del material, pueden confirmar la presencia en el área de algunas especies como los jaguares (Panthera Onca), ocelotes (Leopardus pardalis), pumas (Puma concolor), yaguarundíes (Puma yaguarundi), tapires o sachavacas (Tapirus terrestris), venados colorados (Mazama americana), machines negros (Sapajus apella) y perros de monte (Spheotus venaticus).
Esta investigación empezó a diseñarse hace dos años, en el 2015, con la puesta en marcha de un estudio basado en mamíferos pequeños, en dos concesiones forestales y en el que se lograron registrar 27 especies. La información recogida será incluida también en una publicación que verá la luz en los próximos meses, pero una de las razones para desarrollarla fue precisamente para poner en práctica distintas técnicas de recojo de datos, que serían de ayuda para afinar la metodología que se ha usado en Tahuamanu.
Además de las cámaras trampa, este proyecto les permitió identificar la necesidad de sumar el registro de audio. “Con los grabadores nos estamos enfocando en dos cosas: una es la diversidad de aves insectívoras, como indicador del estado de salud del bosque; y una cosa que se llama sound scape o paisaje sonoro, como un indicador en términos de conservación”, dijo el director científico de WWF Perú.
El paisaje sonoro permite caracterizar un espacio en términos de biodiversidad: mientras el registro vocal de especies sea mayor, se puede decir que se trata de un área en buen estado de conservación. Los lugares que han sido “perturbados”, suelen ser aquellos que “han perdido algunos componentes de diversidad de especies” y lo que se esperaría entonces es una modificación de ese paisaje sonoro.
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Jaguares en Tahuamanu
Otro de los proyectos de investigación que están en marcha y que es más ambicioso, a nivel metodológico, es el de la estimación de la población de jaguares en Tahuamanu. Esta es una especie prioritaria en términos de conservación para WWF, tanto en áreas protegidas, concesiones forestales como territorios indígenas.
Por eso cuando el equipo de WWF instaló las 72 estaciones de monitoreo para estudiar la biodiversidad dentro de las concesiones forestales, aprovechó para montar 58 estaciones dobles, en colaboración con el Zoológico de San Diego, en “las carreteras forestales, porque a los jaguares les gusta mucho transitar por los caminos y son los lugares donde puedes tener la mayor probabilidad de fotografiarlos, de registrarlos”, explicó. Las estaciones son dobles para fotografiar los dos lados del animal, el lado derecho y el izquierdo, ya que es la única forma de poder identificar a los individuos a partir de la observación de las manchas. Estas son distintas en cada jaguar, son como una suerte de huella dactilar.
“Esa identificación del individuo es la base para estimar la población de jaguares en esa zona. Estamos hablando de 1000 kilómetros cuadrados solo para estudiar al jaguar”, indicó Mena y confirmó que en total se montaron 116 cámaras trampa.
Ser el máximo depredador de la Amazonía, sostuvo el biólogo de WWF Perú, convierte al jaguar en un importante indicador de la biodiversidad a nivel de “grandes paisajes y corredores biológicos”. Y esta es la razón por la que se quiere calcular la población de este felino, porque “si tu aseguras la conservación del jaguar en el área, aseguras la conservación de las otras especies que viven ahí”.
En total las cámaras trampa instaladas para monitorear la población de jaguares en Tahuamanu han grabado más de 85 000 horas de video. Este registro, que está en proceso de análisis, permitirá en unos meses conocer la población de Panthera onca en concesiones forestales del Tahuamanu.
Videos de cámaras trampa: WWF Perú.
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