- Mapas satelitales muestran cómo la deforestación en estos parques y sus alrededores se intensificó durante 2018. Con base en alertas tempranas se estima una deforestación de 156 722 hectáreas.
- Aunque el Ideam aún no publica la tasa oficial de deforestación 2018 para el país, el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (SINCHI), en su estudio 2016-2018, reporta una pérdida de bosque de 239 604 hectáreas para estos dos años en la Amazonía colombiana.
El programa Monitoring of the Andean Amazon (MAAP), una colaboración entre las organizaciones Amazon Conservation y Amazon Conservation Team, muestra el auge de la deforestación en la Amazonía colombiana entre 2017 y 2018. El incremento acelerado de la pérdida de bosque empezó hace tres años, en 2016, y su mayor pico fue en 2017 cuando la deforestación se ubicó en 214 744 hectáreas, de las cuales 144 147 se encontraban en la región amazónica.
Aunque el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) todavía no ha publicado la tasa oficial para el 2018, la tendencia, según los datos de alertas tempranas para la Amazonía, emitidas por la entidad y recogidos por MAAP, la ubica en 156 722 hectáreas.
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El ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, aseguró que la deforestación del país en 2018 podría alcanzar entre 260 000 y 270 000 hectáreas. “El principal motor de la deforestación en Colombia es el acaparamiento de tierras, responsable del 48% de la degradación de los bosques tropicales de la Amazonía y el Pacífico”, dijo el ministro en diciembre del año pasado en la Carrera contra la Deforestación que se celebró en San José del Guaviare.
Mientras se espera la tasa de deforestación oficial, imágenes satelitales de MAAP revelan que la agricultura y ganadería de pequeña escala siguen siendo los principales “drivers” directos, mientras que el indirecto, según fuentes locales, y coincidiendo con lo dicho por el ministro, es el acaparamiento de tierras. Los focos de deforestación en la Amazonía que más preocuparon durante 2018 al programa de monitoreo se concentran en tres departamentos ubicados en el área de transición entre la Amazonía y los Andes: Caquetá, Guaviare y Meta.
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Tres zonas críticas
MAAP resalta la ubicación de tres áreas críticas que se examinan en mayor detalle: Llanos del Yarí, Chiribiquete – La Macarena y el Parque Nacional Tinigua. En los Llanos del Yarí la deforestación avanza hacia el occidente del Parque Chiribiquete y las zonas en morado y rosado muestran que, efectivamente, la pérdida de bosque se dio también dentro del Parque. La deforestación en Llanos del Yarí para 2018 se estima en 11 036 hectáreas.
El área entre los Parques Nacionales Naturales Chiribiquete y Sierra de La Macarena es otro punto crítico y está experimentando uno de los auges de deforestación más intensos. El foco 2 de MAAP muestra que la deforestación más reciente ─indicada en rojo y rosado─ está llegando hacia la nueva zona de ampliación del Parque Chiribiquete (Puede leer: La deforestación avanza sin freno hacia la ampliación del Parque Nacional Chiribiquete en Colombia). La pérdida de bosque entre los Parques Chiribiquete y Macarena para 2018 se estima en 42 225 hectáreas.
Finalmente, se encuentra el Parque Tinigua, quizás el que más preocupa a los expertos, por la muy avanzada alteración que se evidencia dentro de él. El foco 3 de MAAP muestra, en color rosado, cómo en el 2018 se incrementó la deforestación del Tinigua. (Puede leer: Colombia: Videos exclusivos muestran la impresionante deforestación en el Parque Tinigua). La pérdida de bosque dentro de este Parque se estima en 7955 hectáreas para 2018 .
Matt Finer, director de MAAP, le aseguró a Mongabay Latam que en los tres focos, “la gran mayoría de la deforestación es de pequeña y mediana escala por actividades agropecuarias”, por lo que le preocupa que genere poca atención entre quienes tienen que tomar medidas para controlar este fenómeno.
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La deforestación sigue siendo un problema
Aunque la tasa oficial de deforestación en todo el país la entrega el Ideam, el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (SINCHI), también tiene sus propios seguimientos al tema ─solo para la región amazónica─ los cuales obtiene cada dos años. Luz Marina Mantilla, directora del SINCHI, le reveló en primicia a Mongabay Latam las cifras de la entidad para el periodo 2016-2018.
En estos dos últimos años la Amazonía ha perdido 239 604 hectáreas, es decir, 119 802 hectáreas por año. En cuanto a tierras praderizadas se registraron 424 056 hectáreas, lo cual indica un crecimiento de 212 028 hectáreas de pastos por año. Por su parte, la degradación se ubica, para 2016-2018, en 24 182 hectáreas, es decir, 12 091 hectáreas anuales. La degradación es una presión que se ejerce por procesos de perforación de los bosques nativos que afectan su continuidad horizontal. “Es como hacerle huecos al bosque, pero no es una perforación continua, la ves aislada y afecta la continuidad horizontal debido a la implementación de otras coberturas de origen antrópico”, dice Mantilla.
“Nosotros somo una autoridad pero científica, tenemos que hacer un llamado a que nos ayuden con la deforestación, con la pérdida de bosque. Yo me imagino que cuando se publique la tasa oficial de deforestación, la Amazonía seguirá siendo la campeona en el país”, agrega Mantilla.
Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) también sabe que la deforestación viene en aumento y le preocupa que la tala de bosque y su posterior quema cambiaron de ciclo pues ya no se dan de forma estacional, “hay quemas todo el año, incluso después del verano”.
Los sobrevuelos que Botero realiza sobre la Amazonía le han mostrado que la deforestación es evidente al interior de los Parques y a sus alrededores, especialmente enTinigua, Macarena, Chiribiquete y Nukak. “Ha habido ampliación de algunas carreteras al interior de los Parques, también hay nuevas intervenciones. En algunas áreas también hay un incremento sustancial de cultivos de coca”, asegura. Esos cultivos de coca están precisamente en Tinigua, Macarena, Chiribiquete y Nukak.
Botero coincide con MAAP en algunas de las zonas donde la deforestación avanza aceleradamente: la región entre Meta y Caquetá y las cabeceras del río Yarí. Además, le alarma que este fenómeno esté entrando al Parque Chiribiquete, pues ahí se tienen registros de movilidad de pueblos indígenas en aislamiento voluntario. También, algunas de las zonas deforestadas corresponden a sitios con presencia de grupos armados, como la zona donde se hizo el reciente bombardeo contra disidencias de las FARC y donde murió alias ‘Rodrigo Cadete’. “Las áreas ocupadas por estos grupos armados coinciden con las carreteras que se están exponiendo y ampliando en la Amazonía”, dice Botero.
Para el director de la FCDS es claro el gran tamaño de las inversiones que se están haciendo en la Amazonía, las cuales, según dice, no pertenecen a pequeños campesinos. Los indígenas son otros de los grandes afectados, pues entre los Parques Macarena, Tinigua, Chiribiquete y Nukak hay unos resguardos que vienen siendo destruidos y transformados. Para Botero, lo que sucede en Yaguará y Nukak es increíble. Son dos resguardos grandes donde hay nuevas carreteras, invasión de grandes deforestadores, cultivos de coca, e incluso, en el de Nukak, se ve un desarrollo agroindustrial importante. “¿Qué está motivando a que se hagan inversiones de esta manera, aún sabiendo que son resguardos indígenas? Esto lleva a pensar que hay motivaciones más allá de lo económico”, afirma.
En medio de este panorama, instituciones como el Sinchi adelantan programas que han mostrado impactos positivos, como el de Acuerdos Voluntarios de Conservación, que se adelanta con cerca de 11 asociaciones locales de campesinos. El proyecto piloto ha logrado la protección de 54 000 hectáreas de bosque amazónico.
El SINCHI tiene un conocimiento importante de las especies que pueden ser útiles y funcionales en la Amazonía, de manera que se pueda conservar el bosque y a la vez darles a los campesinos opciones productivas reales. “Restauración productiva es lo que hacemos. Le hemos metido la ficha al conocimiento científico, especie por especie. Tenemos 17 conjuntos agroforestales y la gente escoge el que más le gusta, el que le parece mejor para su finca o sus intereses, mientras que garantizamos la conectividad de la Amazonía”, comenta Luz Marina Mantilla.
El proyecto es un esfuerzo que ha mostrado resultados, pero Mantilla también es consciente de que se necesita mucho más. “Nosotros tenemos los resultados y el conocimiento científico y podemos persuadir a las personas, pero los agentes de la deforestación, como esos que compran terrenos para hacer mercados de tierras ilegales, avanzan y no son de la Amazonía, vienen de afuera”, concluye.
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*Imagen principal: Deforestación en el departamento del Guaviare. Foto:Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS).