- De acuerdo con el monitoreo del Programa Nacional de Bosques del Ministerio del Ambiente Perú perdió 203 mil hectáreas de bosques en el año 2020.
- En un contexto marcado por la pandemia la pérdida de bosque de 2020 ha sido la más alta de las dos últimas décadas.
El año 2020 ha sido devastador para la Amazonía peruana. La deforestación llegó a 203 272 hectáreas, una cifra que supera en 54 846 la cantidad de bosques perdidos el año anterior.
Esta cifra, la más alta de las últimas dos décadas, es el resultado del monitoreo satelital que realiza el Ministerio del Ambiente (Minam), a través de su Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático.
El reporte también indica que entre el 2001 y el 2020 se perdieron 2 636 585 hectáreas de bosques en Perú.”En un año marcado por la inmovilización nacional debido a la pandemia del COVID-19, la pérdida de bosques en Perú ha tenido las cifras más altas en lo que va de este siglo. Sin duda la mayor parte de la proporción de la deforestación se debe a la actividad ilegal, esa actividad que no está regulada”, señala Gabriel Quijandría, ex ministro del Ambiente quien estuvo en el cargo hasta julio de 2021.
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Un año marcado por la pandemia del COVID-19
Las regiones donde se ha identificado un mayor incremento de deforestación durante el 2020 han sido Ucayali, con un aumento del 23 %; Loreto, con 17 % más y Madre de Dios, con un incremento del 11 % con respecto al año 2019, indicó el Ministerio del Ambiente a las consultas hechas por Mongabay Latam.
Ucayali ha sido la región con mayor deforestación en Perú en el 2020. Las cifras del portal de Geobosques indican 47 267 hectáreas perdidas en la región.
En este departamento, además, se han identificado 45 posibles pistas de aterrizaje clandestinas durante el 2020 y nueve más en lo que va del 2021, según informes del Gobierno Regional de Ucayali. Esta es una muestra de lo que significa el avance del narcotráfico en esta región.
También lo es el asesinato de líderes indígenas registrados durante el 2020 en la zona de frontera entre las regiones de Ucayali, Huánuco y Pasco. “Todo lo que se ha visto en la zona de frontera entre Ucayali y Huánuco vinculado a los defensores ambientales y la presión por cultivos ilegales de hoja de coca. Es un problema vinculado a la seguridad”, precisa Quijandría.
César Ipenza, abogado especializado en temas ambientales, menciona que con el aislamiento y la inmovilización decretada por el COVID-19 se creía que las actividades ilegales iban a reducirse, sin embargo, eso no sucedió. “Las actividades ilegales se han incrementado en el país. Si se ve tala y minería, ha sido un año tremendo”.
Ipenza además considera que la pobreza ha llevado a mucha gente ha migrar a zonas lejanas para dedicarse al cultivo de hoja de coca, al transporte de insumos y de droga. “Los valles de los ríos Pichis y del Palcazú, que antes habían sido zonas liberadas de narcotráfico, han vuelto a tener presencia”, agrega.
Por otro lado, Ipenza señala que aunque Ucayali ha tenido una mayor deforestación, considerando la cantidad de hectáreas perdidas, si se toma en cuenta el porcentaje de territorio amazónico: Huánuco es la región que ocupa el primer lugar. Según Geobosques, esta región perdió 17 911 hectáreas de cobertura boscosa el año pasado, con un acumulado de 351 792 entre 2001 y 2020.
Ha sido en Huánuco donde ocurrió el primer asesinato de un líder indígena apenas un mes después de decretada la cuarentena. El 12 de abril asesinaron a Arbildo Meléndez, jefe de la comunidad nativa Unipacuyacu, del pueblo indígena kakataibo, que se enfrentaba a quienes habían invadido su territorio y al avance de los cultivos ilegales de coca en las tierras comunales.
En los meses siguientes cuatro indígenas kakataibo fueron asesinados en el territorio comprendido entre Ucayali y Huánuco. En todos los casos las muertes estuvieron relacionadas con la presencia del narcotráfico.
“Era lo que se esperaba ante la ausencia del estado”, dice el Procurador Público del Ministerio del Ambiente Julio Guzmán en referencia a las más de 200 000 hectáreas perdidas en 2020.
Guzmán señala que si bien se debe analizar qué ha sucedido con cada uno de los delitos ambientales en el territorio amazónico, también menciona que “hubo un aumento de los delitos relacionados con los bosques”.
El procurador explica que por lo menos se ha presentado un 25 % más de delitos ambientales asociados a la tala ilegal, pero también “las mafias vinculadas al narcotráfico han seguido operando”.
Las razones detrás de la deforestación han sido diversas en cada región —señala el Ministerio del Ambiente— en Ucayali se ha identificado el incremento de cultivos ilegales de coca en algunas provincias como en Coronel Portillo, específicamente en Calleria y Masisea. En Loreto, en la parte limítrofe con San Martin, al igual que en la zona de Caballococha, también existe mucha influencia de cultivos ilícitos de hoja de coca.
De acuerdo con el informe anual de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca (ONDCP), Perú alcanzó un récord histórico de 88 200 hectáreas de cultivos ilegales de coca en 2020, una cifra que supera en 16 000 hectáreas lo reportado en 2019.
El informe también señala que la pandemia del COVID-19 presentó obstáculos para el gobierno en sus esfuerzos por proporcionar medios de vida alternativos para quienes habían dejado de cultivar coca, construir infraestructura de transporte en áreas alejadas y brindar seguridad en zonas rurales. “Hubo una pausa de meses en los esfuerzos de erradicación en 2020 debido a las restricciones de la cuarentena de COVID-19 en el país”, señala el reporte.
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El aumento de la agricultura migratoria
A las actividades ilegales se ha sumado el retorno de personas que vivían en las ciudades y que debido a la crisis económica y el desempleo causadas por la pandemia han tenido que retornar a las zonas rurales.
“Situaciones de retorno de poblaciones desde la ciudad a las comunidades, las cuales han tenido que ser nuevamente acogidas y asignarles nuevos espacios a fin de soportar esta coyuntura particular, a partir de actividades que pueden haber involucrado el incremento de la deforestación”, señala el Ministerio del Ambiente en el documento escrito que envió a Mongabay Latam ante la consulta sobre las causas del aumento de la deforestación en el 2020.
Imágenes de miles de personas caminando por las carreteras de Perú durante la cuarentena decretada por el gobierno, con la intención de retornar a sus zonas de origen, fueron recurrentes entre los meses de mayo y junio de 2020.
Un estudio del Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade), con aporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estima que durante la pandemia en 2020 se movilizaron entre 218 019 y 278 593 retornantes.
“La región de Lima fue el principal foco de salida de retornantes dado que 105 000 personas abandonaron esta región para volver a sus zonas de origen. Los principales destinos fueron las regiones de Cajamarca y Áncash, seguidas de Junín, Piura, y Huánuco”, señala el artículo publicado en la website del BID que da cuenta del estudio.
La investigación señala que también ocurrió una dinámica de migración intrarregional, es decir, dentro de una misma región. “Muchos individuos dejaron las zonas urbanas de migración para retornar y establecerse en las zonas rurales de origen ubicadas en la misma región”, dice el estudio.
“La actividad agropecuaria no ha parado, sobre todo la agrícola, que es la que mas afecta a nuestra Amazonia. No solamente ha sido un tema de aquellos que han querido aprovecharse del vacío del Estado, sino también un tema de aquellos que regresaron al campo después de haberse visto perjudicados con todo lo que significó los cierres de actividades económicas por la pandemia”, señala Sandra Ríos, investigadora del Instituto del Bien Común.
Ríos menciona que con los éxodos que se vieron durante los primeros meses de la pandemia “era previsible” que tendría consecuencias en el campo. La experta del IBC considera, además, que el panorama puede ser más crítico debido a que la reactivación postpandemia de la economía “es un riesgo para los bosques”.
Para Ríos, lo que ha pasado en el 2020 también lo veremos en 2021 y “tiene que ver con ese retorno al campo y con la ausencia de la autoridad en el campo. No solo las autoridades, sino de las comunidades al tratar de refugiarse después de lo que sufrieron por los problemas de salud”.
En 2020, el Perú aumentó sus compromisos ante la Convención de Cambio Climático y definió en un 40 % su meta para reducir sus emisiones para el 2030, así como llegar al carbono cero en 2050. Sin embargo, para Ríos, el nivel de deforestación alcanzado en 2020 y que podría repetirse en 2021 “pone en riesgo el cumplimiento de los compromisos asumidos. Creo que no se contó con esta evaluación sobre qué estaba pasando durante la pandemia y que pasará en la postpandemia”.
Imagen principal: Deforestación en el territorio de la comunidad nativa Unipacuyacu. Foto: Christian Ugarte / Mongabay Latam.
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