- Dirigentes de pueblos wampis y quechua denuncian deficiencias en el avance de la electrificación rural y las instalaciones de paneles solares.
- Unas 46 comunidades de nacionalidades achuar, kukama, quechua y shuar, que viven en la zona de influencia del Lote 192 y Lote 8 dependen de las operaciones de Petroperú para tener energía eléctrica.
En la comunidad indígena de Chosica no hay electricidad. Los indígenas wampis no tienen cómo preservar sus alimentos en una zona con temperaturas de 40 grados, no pueden usar electrodomésticos o simplemente iluminar sus casas por la noche. Si en alguna vivienda se ve un foco encendido, significa que detrás hay una familia que ha tenido que viajar cuatro horas hasta la ciudad más cercana para comprar un panel solar o un generador eléctrico a base de combustible. Si este eventualmente se descompone, tienen que reunir nuevamente dinero para comprar las piezas averiadas y reparar el equipo. Esta es la situación de solo una de las 362 comunidades indígenas de la región de Amazonas en Perú, dice el dirigente indígena Wrays Pérez.
Esta dependencia al petróleo y la brecha de conexión eléctrica se vive de la misma manera en las comunidades quechua de la región amazónica de Loreto. Un total de 46 territorios de las nacionalidades achuar, kukama, quechua y shuar viven en la zona de influencia del Lote 192 y 8, y dependen totalmente de las empresas que explotan hidrocarburos para tener energía. Petroperú proporciona a las comunidades en la zona de Andoas electricidad de ocho de la mañana a once de la noche, tiempo en que deben aprovechar para congelar sus alimentos, preservar medicamentos o tener acceso al internet en la cabina comunitaria. No saben hasta hoy lo que es tener energía las 24 horas del día, cuenta el apu Aurelio Chino de la Federación Indígena Quechua del Pastaza (FEDIQUEP). Las horas de luz que tienen las consideran una victoria tras varios años de pedidos, exigencias y acuerdos con las empresas operadoras.
“El Estado nunca se ha preocupado por llevar energía a las comunidades. La última vez que nos prometieron mejorar la situación fue en el 2021, cuando firmamos el Acuerdo de Consulta Previa y estaba el Ministerio de Energía y Minas”, dice Aurelio Chino. Lo mismo señala Wrays Pérez, líder de la alianza de Organizaciones indígenas de Perú-Ecuador de Cuencas Sagradas. “No hay una intención legítima del Estado de querer apoyar con energía solar para mejorar la calidad de vida de la población en la zona, o sea, nada, abandono total”, precisa.
A esta desatención estatal y a la falta de servicios, se suma que las comunidades de las dos regiones conviven con operaciones petroleras dentro de sus territorios. Por Amazonas pasa el Oleoducto Nor peruano y se encuentra el Lote 64, que no ha logrado licencia social para su explotación. Las comunidades de Loreto lidian con los lotes 192 y 8, el primero en manos de Petroperú y su socio estratégico Altamesa Energy Canadá, y el segundo aún en proceso de licitación para volver a operar.
“Nos pasa que tenemos el petróleo en el territorio y que nosotros mismos vivimos en la carencia. Por eso los wampis hemos dicho que queremos buscar alternativas”, dice Pérez, quien ha empezado por instalar paneles solares en su casa. Desde ahí, con una computadora de la organización Cuencas Sagradas que tiene acceso a internet, cuenta que trata de hacer visible los problemas que enfrenta la comunidad. Tener un panel solar, dice el dirigente indígena, es un gran logro para cada familia wampis, aunque a veces solo alcanza para instalar unos pocos focos de luz.
Frente a este escenario, ¿cómo transitar a las energías renovables en la Amazonía peruana?¿cómo lidiar con las brechas de conexión eléctrica y los problemas que ha dejado atrás la explotación petrolera? El tiempo corre en contra. Antonio Zambrano, consultor del Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCICC), confirma que hay un plazo hasta el 2030 para modificar la matriz energética global y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, para no pasar así la barrera del 1.5 grados de aumento de temperatura.
El problema es que el Estado peruano, señala Zambrano, no tiene hasta hoy un Plan nacional enfocado en la transición energética, sino “todo lo contrario a una transición, pues se está impulsando la extracción de gas y petróleo”.
Déficit de energía en la Amazonía
“El Estado, por medio de Energía y Minas, dijo que iba a atender a las familias indígenas con paneles solares conectados a los domicilios, pero todavía no están cumpliendo con ese acuerdo y, en general, con todo lo que se promete no hay avances”, dice Aurelio Chino de FEDIQUEP.
Las comunidades de la Amazonía dependen del petróleo y el gas porque nunca se ha hecho una planificación a nivel estatal, explica la especialista de la organización Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR), Denisse Linares. Por el contrario, señala la experta, han sido las últimas en la fila del acceso a la energía. Linares afirma que existe muy poco avance en cuanto a electrificación rural y la implementación de paneles solares, sistema que podría ser una alternativa ecológica para toda la región amazónica.