- En 150 años, los arrecifes se redujeron a la mitad.
- Un tercio de las especies de mamíferos marinos se encuentran amenazadas.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
El último y más completo diagnóstico hasta ahora realizado sobre la salud del planeta ha entregado resultados desoladores. Los ecosistemas se están deteriorando tan rápidamente que alrededor de 1 millón de especies de animales y plantas se encuentran en peligro de extinción, revela el informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES).
El documento, construido en base a la revisión de más de 15 mil publicaciones científicas y reportes de gobiernos, permite asegurar que “nuestra implacable demanda de los recursos de la tierra está acelerando las tasas de extinción y devastando los ecosistemas del mundo” a una escala sin precedentes en la historia de la humanidad, asegura Robert Watson, Presidente de la IPBES.
El peligroso declive en el que se encuentra el planeta es tal que las tres cuartas partes del medio ambiente terrestre están dañadas producto de las actividades humanas. En el mar, la situación no es mejor. Las especies marinas están siendo afectadas por la explotación no sustentable de muchas de ellas, por el cambio climático que ha generado calentamiento y acidificación de los océanos, por la contaminación a todo nivel, tanto química como de desechos sólidos incluyendo los plásticos, y por la introducción de especies invasoras. Hoy, el 66 % de los océanos se encuentra deteriorado y solo el 3 % de toda la superficie oceánica del mundo está libre de la mano del hombre.
Lee más | Global Big Day: Colombia en primer lugar y otros ocho países de Latinoamérica en el top 10
La extinción de las especies en el mar
Según el informe de la IPBES, la pesca industrial cubre al menos el 55 % de los océanos y América Latina es uno de los cuatro lugares en el mundo donde está concentrada, específicamente frente a las costas de Chile y Perú.
El problema es que ya en 2015 el 33 % de las poblaciones de peces en el mar estaban siendo capturadas a niveles insostenibles, es decir, de manera excesiva, por sobre la capacidad máxima que permite asegurar la continuidad de las especies. El 60 % se pesca al máximo de su capacidad y solo el 7 % se captura en niveles inferiores a los que se pueden obtener, dice el informe.

Según la bióloga marina Patricia Miloslavich, quien participó en la construcción del documento de la IPBES, el impacto general de esto no es solo que las poblaciones de peces están disminuyendo sino que se están produciendo cambios en la talla a la que algunas especies se reproducen: lo hacen cuando aún tienen tamaños pequeños y no tienen las reservas energéticas apropiadas.
Liesbeth Van der Meer, directora de oceana en Chile, señala que para compensar la intensa pesca realizada frente a las costas de Chile y Perú, es necesario crear áreas marinas protegidas. Estas “son zonas de reproducción, de desove o de crecimiento e importantes reservorios para poder mantener la reproducción de todas las especies”, dice Van der Meer. Aunque Chile ya ha creado varias de estas zonas en las islas oceánicas “ahora hay que hacerlo en las zonas costeras”, agrega, puesto que es ahí donde se concentra la mayor biodiversidad. Sin embargo, Perú todavía no cuenta con ninguna área marina protegida.
Sumado a esto, la pesca ilegal, no declarada o no reglamentada, concentrada principalmente en el océanos Pacífico y Atlántico, representa hasta un tercio de la captura declarada en el mundo, unas 26 millones de toneladas por año según el último informe de la FAO de 2016.
Aunque no es posible por ahora determinar exactamente cuántas especies existen en el mar y por lo tanto un número exacto de especies marinas amenazadas, se tiene certeza de que un tercio de las especies mamíferas del océano se encuentran amenazadas, en peligro o en peligro crítico de extinción, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

La extinción de una especie no solo trae consecuencias para ella, sino que desencadena una serie de perjuicios. “Cada especie tiene una función en el ecosistema”, explica Miloslavich. Dichas funciones incluyen procesos biológicos y ecológicos, como ser parte de la trama alimentaria, pero también la construcción de zonas de refugio y crianza de otras especies, como el caso de los corales y manglares, o la producción de oxígeno como el fitoplancton y los pastos marinos. “La desaparición de especies genera efectos de desbalance en la trama trófica”, asegura la bióloga, ya sea desde la base de la cadena alimentaria o desde el tope y “esto altera el número de individuos en cada nivel y pone aún más presión en los ecosistemas”, dice la experta. A su vez, la pérdida de especies que construyen ecosistemas, como los corales, tiene efectos aún más graves, ya que afecta al mismo tiempo a un número mucho mayor de especies.
Así, “la red esencial e interconectada de la vida se está haciendo cada vez más pequeña” lo que “constituye una amenaza directa para el bienestar humano en todas las regiones del mundo”, dice el profesor Josef Settele, codirector del estudio.
La muerte de los corales y el cambio climático
Al mismo tiempo que las poblaciones de peces están siendo capturadas a niveles que superan la barrera de la sostenibilidad, otros impactos están también dañando sus poblaciones y sus hábitat.
Uno de lo ejemplos más dramáticos en la pérdida de hábitat son los arrecifes, conformados por grandes extensiones de corales y que, en 150 años, se redujeron a la mitad. “La disminución se aceleró dramáticamente en las últimas dos a tres décadas debido al aumento de la temperatura del agua y la acidificación del océano”, señala el informe.

Desde 1980, las emisiones de gases de efecto invernadero se han duplicado elevando las temperaturas globales promedio en al menos 0,7 grados centígrados. En cuanto a la acidificación, Miloslavich explica que se debe a que, en el mar, se está produciendo mayor cantidad de ácido carbónico desbalanceando a su vez el pH del agua. “El CO2 de la atmósfera, al entrar en contacto con el agua de mar, produce ácido carbónico. Un exceso de CO2 en la atmósfera altera la ecuación llevando a la producción de más ácido carbónico y mayor cantidad de protones de hidrógeno que bajan el pH del agua, es decir, llevándola hacia la acidificación”.
Lo grave del deterioro y muerte de los corales es que los arrecifes son uno de los ecosistemas más productivos de todo el mundo. En ellos vive una altísima diversidad marina por lo que son también proveedores de alimentos para nuestro consumo y no solo eso, sino que son el hábitat de importantes especies de las cuales se obtienen productos farmacéuticos como el Yondelis y el Halaven, agentes utilizados en el tratamiento contra el cáncer, por nombrar solo algunos.
Pero las proyecciones alertan que, de mantenerse los niveles actuales de intervención humana en la naturaleza, los arrecifes de coral seguirán muriendo. Si la temperatura del planeta se incrementa en 1.5 grados centígrados en los próximos años, la desaparición de los corales sería de 10 % a 30 % adicional y si la temperatura aumenta de 2 grados centígrados, solo sobreviviría el 1 % de los arrecifes en todo el mundo, asegura Miloslavich.

Por otro lado, las praderas de pastos marinos también han disminuido de un 10 % cada década desde 1970. Estas proveen de oxígeno al agua y son, al igual que los arrecifes, zonas de refugio y cría de peces e invertebrados por lo que su pérdida afecta directamente a la biodiversidad marina.
Debido al calentamiento del océano se proyecta que muchas poblaciones de peces se moverán hacia los polos buscando aguas más frías y que, en los trópicos, especies locales se extinguirán. Sin embargo, lo anterior no necesariamente implica que aumentará la biodiversidad en los mares polares puesto que, al mismo tiempo, se prevé que la biodiversidad marina y terrestre en estas regiones disminuirá debido a la retirada del hielo marino producto del calentamiento y la acidificación de los océanos, explica el documento.
Lee más | Informe IPBES: un millón de especies en peligro de extinción y bosques tropicales bajo ataque
La contaminación y el cumplimiento de las metas AICHI
Desde 1980 la contaminación por plásticos en los océanos se ha multiplicado por diez y las micropartículas y nanopartículas de plástico, que terminan en los cuerpos de los peces, están entrando en las redes alimentarias de maneras todavía desconocidas. De todos los ríos del mundo que desembocan en el mar, el Amazonas es el séptimo que más contribuye en la contaminación por plásticos.
Además, el 80 % de las aguas residuales globales son descargadas sin tratamiento al medio ambiente y entre 300 y 400 millones de toneladas de metales pesados, solventes, lodos tóxicos y otros desechos de instalaciones industriales se vierten anualmente en las aguas del mundo. Gran parte de todo eso llega hasta los océanos de manera directa o indirecta al ser arrastrado hasta allí por lo ríos. De hecho, “las aguas costeras tienen los niveles más altos de metales y contaminantes orgánicos persistentes de las descargas industriales y de la escorrentía agrícola, envenenando las cosechas de peces costeros”, señala el informe. Como resultado de todo esto se han producido más de 400 zonas muertas oceánicas las que suman más de 245 000 km2, una superficie algo mayor que la de Nicaragua y Honduras Juntos.

Además, según la IPBES, los hábitats costeros, incluidos los estuarios, se han visto gravemente afectados por los cambios en el uso del mar como lo son el desarrollo costero, la acuicultura y la pesca de arrastre de fondo, considerada el arte pesquero más dañino para la vida marina al utilizar redes que barren el fondo del océano capturando todo lo que encuentran a su paso.
Sumado a eso, la minería oceánica se ha expandido, desde 1981, a 6500 instalaciones de petróleo y gas en alta mar en todo el mundo y el Golfo de México concentra la mayor cantidad de ellas. Además, se espera que la minería se expanda a las regiones del Ártico y Antártica a medida que el hielo se derrita.
Audrey Azoulay, Directora General de UNESCO, señaló que “actualmente nos estamos preparando para la Conferencia de Biodiversidad de la ONU de 2020, en China, que marcará el cierre de las Metas de Aichi”. Un acuerdo firmado en 2010 por 196 países que se comprometieron a cumplir, a más tardar el 2020, con 20 metas para proteger la biodiversidad del planeta. “El informe de la IPBES servirá como una línea de base fundamental para ver dónde estamos y adónde debemos ir como una comunidad global para inspirar a la humanidad a alcanzar la Visión 2050 de la Convención de la ONU sobre Biodiversidad”, dijo Azoulay. Sin embargo, “los objetivos sociales y ambientales internacionales, como los que figuran en las Metas de Aichi para la Biodiversidad y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, no se lograrán sobre la base de las trayectorias actuales”, sentencia el estudio de la IPBES .

El oscuro escenario en el que se encuentra el planeta solo se revertirá si es que se incluyen cambios transformadores, inmediatos y de manera simultánea, dice el documento. Las acciones específicas podrían incluir, por ejemplo, enfoques basados en los ecosistemas para la gestión de la pesca, la planificación espacial, las cuotas efectivas, las áreas marinas protegidas, la protección y la gestión de áreas clave de la biodiversidad marina, la reducción de la contaminación de la escorrentía en los océanos y el trabajo en estrecha colaboración con productores y consumidores.
Al mismo tiempo, la IPBES enfatiza en que “es importante mejorar la creación de nuevos instrumentos jurídicos y vinculantes, implementar y hacer cumplir acuerdos globales para la pesca responsable y tomar urgentemente todos los pasos necesarios para prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada”.
Foto principal: Durante las jornadas de limpieza que se han realizado en Colombia se han sacado toneladas de llantas y plásticos. Foto: Comisión Colombiana del Océano (CCO).
Videos Mongabay Latam | La situación de los océanos en Latinoamérica
Conoce más sobre la situación de los océanos en Latinoamérica: especies amenazadas, pesca ilegal, nuevas especies y más.
Si quieres conocer más sobre la situación de los océanos en Latinoamérica y el mundo, puedes revisar nuestra colección de artículos. Y si quieres estar al tanto de las mejores historias de Mongabay Latam, puedes suscribirte al boletín aquí o seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.