El hecho de que demasiada gente consuma demasiado está agotando los recursos naturales mundiales más deprisa de lo que tardan en reponerse, poniendo en peligro no solo las especies de todo el mundo, sino arriesgando el bienestar de las sociedades humanas, de acuerdo con un nuevo gran estudio realizado por World Wildlife Fund (WWF), titulado Living Planet Report. El informe descubre que la humanidad está consumiendo actualmente el equivalente a 1,5 planetas Tierra cada año por sus actividades. Este consumismo ha causado que la biodiversidad – en este caso poblaciones representativas de animales vertebrados – caiga un 30% desde 1970 en todo el mundo. La situación es más grave en las regiones tropicales donde las poblaciones de especies terrestres han caído un 60% y las de agua dulce, un 70%.
Realizado en colaboración con la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL) y la Global Footprint Network, el informe bianual sigue la salud de casi 8000 poblaciones de animales de 2500 especies representativas. Por ejemplo, la población del buitre bengalí se ha desplomado un 50% desde 2000-2007, mientras que la población de tortuga laúd o tinglar ha bajado un 20% desde 1989-2002. El informe indica que hay cinco causas principales para estos desastres en las poblaciones de las especies: pérdidas de hábitat, sobreexplotación, contaminación, especies invasivas y cambio climático. Todas estas amenazas están ligadas a los patrones de consumo humano.
“Las exigencias [del consumo humano] provienen en gran parte de unos pocos sectores clave: la agricultura, la silvicultura, la pesca, la minería, la industria, el agua y la energía. Juntos, estos sectores constituyen los factores indirectos de la pérdida de biodiversidad”, explica el informe. “La escala de su impacto en la biodiversidad depende de tres factores: el número total de consumidores, o población, la cantidad que cada persona consume y la eficiencia con que cada recurso natural es [utilizado]”.
Vertedero en Minnesota, EE.UU. Foto por Jeremy Hance |
Los trópicos son la región más amenazada. La agricultura industrial, la ganadería, la minería, el petróleo y el gas, y las infraestructuras como las carreteras han conducido a una deforestación continua y a gran escala en los trópicos, donde vive la mayoría de la biodiversidad mundial.
“El declive de los bosques tropicales está bien plasmado en las tendencias de población de especies individuales como el tigre, elefante y rinoceronte, los cuales necesitan estos hábitats para sobrevivir. En Riau, provincia de la isla de Sumatra, hemos perdido un 65% de la cubierta forestal en 25 años y, como resultado, las poblaciones de tigre han descendido en aproximadamente un 70% y la de elefantes en un 84%”, informa Sybille Klenzendorf, Directora del Programa de Conservación de Especies de WWF, en una rueda de prensa. “Es necesario que nos demos cuenta de que el consumo de productos primarios que son cosechados en esas áreas, como el papel y el aceite de palma […] están devastando hábitats importantes y desestabilizando nuestro clima. Es hora de que busquemos formas de vivir y de obtener productos más sostenibles para salvarnos a nosotros, a nuestros hijos y a las especies que nos importan”.
Como señala Klenzendorf, la pérdida de ecosistemas naturales no solo afecta a los tigres, rinocerontes y elefantes. Los servicios de la naturaleza de los que la humanidad depende, conocidos como “servicios del ecosistema”, se están degradando debido a la cada vez más extensa huella ecológica del hombre. Dichos servicios del ecosistema incluyen la disponibilidad de agua dulce, la polinización, la estabilidad climática, la producción de alimentos, el control de la erosión y las inundaciones y los futuros medicamentos. Mientras que los humanos dependen del agua para sobrevivir, el informe sobre la huella hídrica de la producción indica que 71 naciones están detectando problemas en las fuentes de agua no renovable, una tendencia que se espera que empeore mientras el clima continúa calentándose.
Como se esperaba, algunas regiones consumen más que otras. Por ejemplo, si todos los habitantes del planeta consumiesen tanto como el norteamericano medio, la sociedad global necesitaría 4,5 Tierras en vez de 1,5 para conseguir la sostenibilidad.
“Las naciones ricas deben encontrar formas de vivir de una forma mucho más ligera en la Tierra, para reducir bruscamente su huella ecológica, incluyendo concretamente su dependencia de los combustibles fósiles. Las economías emergentes, de rápido crecimiento, deben encontrar también un nuevo modelo de crecimiento, uno que les permita continuar mejorando el bienestar de sus ciudadanos de una forma que sea sostenible”, escribe en el informe James P. Leape, Director General de WWF Internacional.
Un rinoceronte de Sumatra en cautividad, Borneo. El rinoceronte de Sumatra está al borde de la extinción con solo 200 individuos vivos estimados. Foto por: Jeremy Hance. |
Un aspecto esperanzador es que las poblaciones de especies en las regiones templadas, al contrario que en las tropicales, están en aumento de forma conjunta.
Sin embargo, el informe indica que esto es debido en gran parte a que el primer informe Living Planet se realizó en 1970.
“Si el índice templado se pudiese extender a siglos atrás en vez de a unas pocas décadas, muy probablemente mostraría una disminución a largo plazo al menos tan pronunciada como la mostrada por los sistemas tropicales en los últimos tiempos”, escriben los autores. Sin embargo, de acuerdo con el informe, los esfuerzos de conservación, las plantaciones forestales y las mejoras en la contaminación han ayudado claramente a las especies templadas a corto plazo.
En términos generales, la huella ecológica de la humanidad se ha duplicado desde 1966 y lo más probable es que sobrepasase la capacidad terrestre en algún momento en los 70. Gran parte del aumento desmesurado de la huella está vinculado a las emisiones de gases invernaderos que han crecido en un 35% desde 1998. De acuerdo con el estudio, la humanidad necesita cambiar drásticamente la forma de consumir recursos naturales o, de lo contario, los problemas medioambientales –y las economías que esos recursos sostienen- solo van a empeorar.
“Si la situación continúa como hasta ahora, el pronóstico es muy serio: incluso con las modestas predicciones de la ONU sobre crecimiento de la población, consumo y cambio climático, para el año 2030 la humanidad necesitará la capacidad de dos Tierras para absorber los residuos de CO2 y mantener el consumo de recursos naturales”, sostiene el informe.
En el 2050, cuando está previsto que la población global se estabilice alrededor de los 9 billones de personas, serán necesarias 2,8 Tierras si todo sigue como hasta ahora.
Para evitar este destino y alcanzar la verdadera sostenibilidad, el estudio hace una serie de recomendaciones, por ejemplo: no solo medir el bienestar humano a través del PIB; proteger el 15% de la superficie terrestre mundial y regiones marinas; mejorar la productividad de la tierra; emplear un nuevo sistema económico para valorar los ecosistemas y la biodiversidad; eliminar los subsidios perniciosos, y construir una economía energética verde, retirando rápidamente la necesidad de combustibles fósiles, entre otros.
“La sostenibilidad no debería ser una opción para los consumidores. Éstos deberían tener solo buenas opciones. La ciencia es clara: las formas actuales de hacer negocios minan la competitividad de las compañías y, a la larga, los sistemas de sustento de la vida”, declara Jason Clay, Vicepresidente de WWF, sección Transformación de Mercados.