- Está demostrado a nivel mundial que las presas hidroeléctricas tropicales y sus grandes embalses causan grandes daños tanto a la biodiversidad acuática como a la terrestre.
- Hay previstas 43 grandes presas en la cuenca del río Tapajós de la Amazonía, y se está considerando la construcción de cientos más para el resto del Amazonas. Una vez transcurridos 30 años en Balbina, un estudio descubrió que la biodiversidad se había desplomado tras su construcción.
- El reto en la Amazonia, con la reciente avalancha de tantos proyectos nuevos de presas es reunir datos de referencia sobre la fauna, estudiar los posibles impactos en el entorno, y encontrar soluciones que se incluyan en el diseño de proyectos para proteger a los animales −una labor casi imposible cuando los gobiernos, como el de Brasil, actúan en secreto y fracasan en gran medida a la hora de trabajar con los investigadores.
Cuando la presa de Balbina se terminó en 1986, el bosque primario en el estado de Amazonas, a lo largo del río Uatumã de Brasil, quedó inundado conformando un inmenso embalse con 3546 islas creadas por las inundaciones.
En 1990, se fundó la Reserva Biológica (REBIO) de Uatumã , con el fin de proteger 443 700 hectáreas (1096,427 acres) de la totalidad de la reserva, conocido como Lago de Balbina, que junto con la tierra firme adyacente – resulta ser el embalse más grande del país con alrededor de 940 000 hectáreas (2322,834 acres).
Sin embargo, casi tres décadas después, la ciencia ha demostrado que estas medidas de protección no han ayudado mucho a la mayoría de las especies −si es que lo han hecho de algún modo. Ese descubrimiento de la investigadora Maira Benchimol y sus compañeros podría tener repercusiones importantes para las 43 grandes presas diseñadas en la cuenca del río Tapajós de la Amazonía y para cientos de presas tropicales propuestas en toda América Latina.
Benchimol, científica medioambiental centrada en ecología y conservación, se graduó en la Universidad de East Anglia, y ahora ha llevado a cabo una investigación innovadora sobre los impactos de los hábitats fragmentados de la vida salvaje en Balbina.
Comenzó estudiando a los primates en 2009, animales que sufren especialmente tras el aislamiento del agua debido a sus escasas destrezas acuáticas. Posteriormente le entró curiosidad por cómo les estaba yendo a otras especies amazónicas en las islas arboladas del embalse.
Bajo la supervisión del profesor universitario Carlos Peres, desde junio 2011 a diciembre 2012, Benchimol se dedicó a la observación de la prevalencia de las especies vertebradas grandes y medianas tanto diurnas como nocturnas, localizadas en el suelo o en el follaje del bosque. Utilizó técnicas sobre el terreno como cámaras trampa, y también buscó pruebas de la existencia de animales en cáscaras de semillas o patrones de excavación.
Comparó 35 especies —una mezcla de mamíferos, aves y tortugas— en 37 islas de diversos tamaños y en 3 zonas forestales contiguas al embalse protegido adyacente. Los resultados eran claros: las islas más pequeñas que Benchimol analizó habían perdido la mayor parte de su biodiversidad, y por extrapolar esta tasa de extinción al tamaño de la isla a todas las islas de Balbina, concluyó que la mayoría habían perdido el 70 por ciento de las especies incluidas en el estudio.
“¿Qué conclusión general extraigo?” comenta. “No crear islas”.
Con tantas presas planeadas para la cuenca del Tapajós y río arriba, ¿qué tipo de pérdidas en la vida salvaje y el hábitat se pueden esperar si estos proyectos siguen adelante? Los investigadores en medio del debate sobre las presas en el Amazonas, sopesan aquí el asunto, destacando los retos que creen que tendría que enfrentar la vida salvaje del Tapajós, así como los enfoques que podrían ayudar a evitar las extinciones localizadas que Benchimol encontró en Balbina.
Cuanto mayor sea el animal, y más singular su hábitat, el efecto será más duro
Benchimol, ahora en la Universidad Estadual de Santa Cruz, Bahía, dice en su estudio de Balbina que el tamaño −tanto de un hábitat fragmentado, como de los animales involucrados− fue el mayor factor determinante en cuanto a si las poblaciones de fauna sobrevivieron o se extinguieron. “Cuanto mayor es el animal, más espacio necesita para sobrevivir”, afirma. “Reducir el hábitat de un animal le obliga a buscar más comida en un espacio menor, y no todos los animales pueden nadar a nuevos lugares con lo que la competencia se intensifica, o escasean los compañeros”.
Estos resultados son coherentes con los estudios de biogeografía de la isla emblemática, del famoso biólogo E.O. Wilson y el ecologista Robert MacArthur durante 1960, que determinaron de manera concluyente que cuanto menor y más fragmentado estaba el hábitat, más limitada era su biodiversidad.
Entre las especies más desprotegidas del estudio de Benchimol e n Balbina se encontraban los felinos de tamaño medio como el puma, las aves de caza, y las tortugas. “Mis colegas han demostrado que las poblaciones de nutrias gigantes de Balbina son una fracción de lo que podían ser”, dice Benchimol. “Las especias unguladas como las huanganas sobreviven en grandes manadas −más de 1.000 individuos− por lo que sólo pueden subsistir en algunas de las islas de Balbina. Solo vimos cuatro”.
Incluso si los animales aislados logran encontrar recursos suficientes para sobrevivir, Benchimol dice, sus victorias individuales a menudo no se extienden a las especies. “Vimos un viejo mono aullador macho solo en una isla”, comenta. “Sobrevivió, y también con probabilidad a la inundación del embalse, pero ahora está básicamente esperando la muerte. Sus genes no se reproducirán si no hay otro ejemplar para aparearse”.
Clinton Jenkins, científico de conservación del Instituto de Pesquisas Ecológicas (IPÊ), se hace eco de las conclusiones de Benchimol con respecto a la degradación de la biodiversidad. “Hay relativamente poco valor de conservación en las islas”, dice. “Simplemente no son lo suficientemente grandes como para mantener a poblaciones viables y persistentes”.
Jenkins ha estado trabajando en las implicaciones de mayor escala de las presas amazónicas, y llevó a cabo un estudiosobre el impacto global de los proyectos andinos propuestos. Habla mucho sobre los ricos nutrientes de las aguas amazónicas que se originan en los Andes, y combinados con las llanuras de la cuenca amazónica se benefician de esos nutrientes para convertirse en una de las zonas más ricas en especies en el mundo. Muchas laderas de los Andes son zonas muy endémicas, afirma Jenkins, así que es importante recordar que si las presas y otras infraestructuras perturban esos hábitats, una vez que sus animales únicos se han marchado, ya no vuelven.
“Estas especies no se encuentran en ningún otro lugar porque no están adaptadas a otras zonas”, dice.
Especies migratorias y acuáticas se enfrentan a grandes obstáculos
Las presas tropicales resultan muy perjudiciales para los animales acuáticos, especialmente para los peces. La construcción de nuevas presas a menudo conlleva grandes pérdidas en la diversidad para las especies acuáticas nativas, derivadas de los cambios de conectividad y de la química del agua.
Philip Fearnside, del Instituto Nacional de Pesquisas de la Amazonia, experto en estas construcciones, explica que cuando los ríos que fluyen libremente se convierten en agua estancada, se aniquila la mayor parte de las especies acostumbradas a viejas corrientes, a la composición del agua y al flujo. Este hecho resulta escalofriante, teniendo en cuenta que el Tapajós alberga 325 especies de peces solitarios, 65 de los cuales son endémicos.
“Especies migratorias y no migratorias por igual quedan atrapadas [por embalses y presas] en un hábitat en el que no pueden determinar el tamaño y la estructura”, dice Fearnside. “Sobre todo una vez que las zonas del fondo rocoso y los rápidos se convierten en lagos estancados — las especies sufren de repente condiciones químicas y físicas totalmente diferentes que la mayoría simplemente no podrá soportar”.
Las presas se construyeron para controlar y regular los ciclos extremos del agua y los flujos que son cruciales para la fauna salvaje, añade Brent Millikan, el director del programa Amazonía de Ríos Internacionales. “Las áreas de inundación estacional se regulan para nivelarse con la producción de energía durante el proceso, invirtiendo el calendario de flujos específicos que es la base para todo ecosistema”, comenta.
Millikan se da cuenta de que, incluso después del trauma inicial debido a las inundaciones, las especies acuáticas en los ríos donde hay presas, se ven obligadas a soportar continuas fluctuaciones en el flujo basado en las necesidades de energía, alterando la composición química del agua de manera drástica y con rapidez. Incluso para los migradores épicos, como muchas especies de pez gato del Amazonas que están preparadas para manejar los cambios en oxígeno disuelto, la temperatura y las velocidad de sedimentación , esto es totalmente un nuevo juego de caza que finaliza con un muchas señales mixtas y mal dirigidas.
“Cuando un embalse queda anegado en un momento de gran demanda [de electricidad], los peces migratorios tienen un indicativo de que su viaje debe comenzar, pero si la demanda cae una vez que han llegado y los canales están cerrados, se quedan atrapados y son alimento fácil”, dice Millikan.
¿Cómo están cambiando los patrones de migración acuáticos amazónicos como resultado de las presas recién construidas? Millikan dice que responder a esta cuestión de enorme importancia sigue siendo un gran trabajo en progreso.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) ha estado tratando de establecer una línea de referencia para las especies acuáticas de la Amazonía para contextualizar los cambios de población posterior a la presa, sobre todo en la cuenca del Tapajós. Hasta el momento han trabajado con el pez gato oriundo, el Tucuxi y el delfín rosado de río.
Damian Fleming, Director de los Programas de Brasil y la Amazonia en WWF-Reino Unido, dice que los delfines de agua dulce del Amazonas son extremadamente populares entre la población, pero se sabe poco sobre su biología. Los animales se clasifican según el listado de Datos Insuficientes de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (IUCN).
“Estamos fuera para apoyar la energía hidroeléctrica sostenible”, dice Fleming, “pero es difícil hacerlo sin la información adecuada acerca de qué especies y cuántas se sienten en estos ríos navegables como en casa”.
También siguen siendo un misterio muchas cuestiones sobre la vida de los peces gato del Amazonas, aunque el grupo representa alrededor de un tercio de todas las especies de agua dulce del Amazonas. Estos peces se someten a migraciones increíbles, y aunque supuestamente hay maneras de ayudar a las especies una vez que las presas bloquean su camino, Fleming dice que la mayoría de los métodos no funcionan. “Escalas de peces han fracasado en lugares de todo el mundo, y los métodos alternativos de paso no han demostrado tampoco una gran diferencia”.
Otra especie que se arriesga a verse afectada por los cambios de los ríos es el pirarucú o arapaima, uno de los mayores peces de agua dulce en el planeta, llegando a medir más de 3 metros y 181 kilogramos (10 pies y 400 libras). La especie ha sido publicitada como una opción alimentaria sostenible para los próximos Juegos Olímpicos de 2016 organizados por Brasil, dice Fleming, con la intención de alimentar también a los brasileños después de estos. Sin embargo, el pirarucú depende de los terrenos inundables para el desove, y en la actualidad se enfrenta a grandes presiones por la sobreexplotación, por lo que es difícil decir cómo la especie va a hacer frente a las nuevas construcciones de presas.
No podemos cambiar lo que desconocemos
Muchos de los investigadores entrevistados para este artículo insistieron en que, a pesar de que todavía queda mucho que aprender acerca de cómo impactarán las nuevas grandes presas en la fauna amazónica, también se conocen muchos datos. Fearnside comenta que existe un grave peligro en términos absolutos, como por ejemplo declarar que los efectos generales de las presas planificadas para el Tapajós no se pueden predecir con antelación.
Afirma que existen muchas pruebas de que las presas hidroeléctricas y su construcción tienen enormes impactos negativos sobre la biodiversidad, pero en un lugar tan rico en especies como es el caso del Amazonas, siempre se puede aprender más. Un gran reto con esta reciente avalancha de proyectos, añade, es su total abundancia. Además, algunas de las presas andinas y amazónicas propuestas estarán entre las mayores construidas a nivel mundial.
“Se anunció el número sin precedentes de planes al mismo tiempo, saturando el campo”, dice Fearnside. “No hay suficientes investigadores para visitar y evaluar cada proyecto o presa existente para comparación”.
Incluso si hubiese suficientes científicos, ingenieros y expertos que investigasen los impactos individuales en cada presa, resultaría mucho más difícil evaluar la afectación total de todas las presas combinadas.
“Los cambios a lo largo del río son acumulativos, ninguna presa actúa en aislamiento, pero nadie piensa realmente de este modo,” dice Jenkins. Eso significa que las poblaciones de especies río arriba y río abajo, incluso a grandes distancias de las zonas de presas actuales, resisten a verse afectadas, a pesar de que no son incluidas en las predicciones.
Millikan dice que hay muchas poblaciones desconocidas a lo largo del río Tapajós −tanto vida humana como salvaje. Comenta que se está ignorando a las poblaciones indígenas nativas para evaluar las presas, aunque pueden ser las únicas personas con suficiente información sobre la vida salvaje de ciertas especies que pueda ayudar a protegerlas.
“He visto a comunidades naturistas de orillas del margen del río actuar como farmacias, repletas de especies no clasificadas”, dice Millikan. “Nos arriesgamos a perder especies que ni siquiera sabíamos que existían”.
Fearnside dice que las comunidades naturistas de la orilla del río del Amazonas probablemente no tienen posibilidad en la mayoría de los escenarios de las presas. “La vegetación ribereña está sumergida y desnutrida”, dice, “por lo que probablemente también lo estarán las especies [animales] que dependen de estas plantas específicas para alimentarse”.
Hay otras especies desconocidas en la cuenca del río Tapajós. Benchimol informa que en Balbina hubo una reubicación masiva de los animales antes de la inundación en un intento por garantizar su conservación, pero no hay ninguna indicación de que estos traslados funcionasen.
“Integrar a un animal en hábitats ya establecidos, no tiene sentido desde un punto de vista ecológico”, afirma. “Claro, tal vez es el ecosistema del animal, pero se enfrentarán a una fuerte competencia y a unos recursos limitados. Nadie ha estudiado el resultado de los animales liberados en Balbina, y dudo que se haga alguna vez o que sea viable”.
Todas estas incertidumbres provocan evaluaciones y proyecciones oscuras relativas a los impactos de las nuevas presas en el mejor de los casos. Por ello algunos grupos están creando nuevas herramientas para informar mejor a quienes deciden acciones de esfuerzo para proteger la fauna amazónica. Fleming y su equipo, por ejemplo, han elaborado un software GIS que permite a los usuarios observar una variedad de factores que afectan a la cuenca del Amazonas en su conjunto, y han suministrado y enseñado a usar ese software a más de 100 personas interesadas en las presas.
“Existen claramente presas en lugares donde no deberían estar. Nuestro software proporciona esta idea “, dice. “La gente no puede tomar decisiones fundamentadas sin las herramientas para hacerlo”.
Incierto destino de la cuenca del río Tapajós
Las simulaciones como la de Fleming podrían ayudar a mejorar los lugares propuestos para la construcción de presas, lo cual marcaría una gran diferencia en la supervivencia de las especies. Benchimol afirma que los constructores pueden disminuir los daños medioambientales mediante la búsqueda de formas de limitar la fragmentación, creando los hábitats tras la construcción de las presas tan grandes y conectados como sea posible. “Crear grandes islas, así de simple”, dice ella.
Desafortunadamente, algunas de las presas proyectadas no tienen planes bien definidos o asignados, o si existen, el gobierno y los constructores no los han compartido con los investigadores. Sin embargo, esta información es vital, afirma Benchimol. “Si supiéramos las ubicaciones exactas, la topografía y el alcance real de tierra en cuestión, nos gustaría saber cómo proporcionar mejor infraestructura, y posiblemente evitar catástrofes como la de Balbina”.
Fearnside cree que algunos de los efectos perjudiciales observados en Balbina se repetirán probablemente en el Tapajós, independientemente de los esfuerzos de los investigadores. Señala que, incluso después de años de progreso medioambiental sobre el papel −que resulta en nuevas normas y reglamentos, audiencias públicas, y la introducción de estudios de impacto ambiental y evaluaciones− el proceso de toma de decisiones en última instancia, no ha cambiado.
A pesar de las campañas de apoyo que han captado la atención mundial, la planificación del gobierno con respecto a la construcción de presas se lleva a menudo en secreto, con las decisiones tomadas a veces antes de las evaluaciones del impacto ambiental.
“Muchos son quienes rápidamente citan a Balbina como un fracaso y dicen que desde entonces hemos aprendido mucho, que los errores cometidos nunca volverán a suceder, pero ¿qué pruebas tenemos de esto? ” dice Fearnside. “Todo lo deciden unas pocas personas, los procesos de concesión de licencias terminan en la legalización de las opciones ya realizadas”.
Fearnside afirma que esto hace que sea difícil querer entrar en los detalles biológicos más finos de los proyectos hidroeléctricos propuestos. “Incluso si se hace meticulosamente, incluyendo cada factor posible, al final tal vez puedes utilizar las evaluaciones o estudios para discutir cómo compensar los impactos, pero eso es todo”.
Hay pruebas de que estas mismas políticas del gobierno brasileño se van a llevar a cabo en el río Tapajós. Millikan dijo que las autoridades están promocionando el uso de presas plataforma como medida de protección del medioambiente −que imitan las técnicas quirúrgicas de inserción utilizadas para construir plataformas petrolíferas en alta mar, con los trabajadores y materiales en helicóptero dentro y fuera de los sitios de construcción de presas, eliminando la necesidad de carreteras, campamentos permanentes y ciudades prósperas posteriores. Los funcionarios afirman que el uso de presas plataforma no dará lugar a casi ningún embalse, algo que Millikan duda.
“Nadie ha intentado el método todavía, pero sin duda aún crearán embalses, tal vez más pequeños, si tenemos suerte”, dice Millikan. “Hemos solicitado formalmente pruebas de que la idea va a funcionar, pero a pesar de que el Banco Mundial avala los estudios, y el hecho de que las presas plataforma se han considerado aptas para llevar a cabo, se nos dice que no existe prueba de ello”.
La mayoría de los entrevistados en este reportaje se refirió a la falta de conexión frustrante entre quienes deciden y esencialmente, el resto. Cuando me propusieron escribir este artículo, la portavoz del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil Gerusa Barbosa respondió que, lamentablemente, en este momento el departamento no podía responder a las preguntas sobre el río Tapajós −indicando que el proyecto está todavía en estudio y que las evaluaciones del impacto ambiental tendrán lugar durante el proceso de concesión. Barbosa aplazó preguntas al Ministerio de Minas y Energía que, a pesar de numerosos intentos, no respondió a las peticiones para realizar una entrevista.
En medio de todas estas desalentadoras noticias, hay algunos indicadores alentadores. Millikan señala que muchas de las leyes necesarias para garantizar que las presas del río Tapajós continúen tanto con estudios socioeconómicos como medioambientales están presentes, pero no se están aplicando. “Si los derechos humanos y las leyes ambientales brasileñas se ejecutaran en su totalidad, no se darían muchos de estos debates a los que nos enfrentamos”.
Fleming también hace hincapié en que la acción del río Tapajós sea tan prioritaria para WWF, porque todavía queda tiempo para concienciar positivamente a quienes toman decisiones. “Una gran cantidad de planes están todavía sobre el papel”, dice. “Así que ahora es momento de actuar”.
Benchimol cree que determinar cómo los proyectos hidroeléctricos en la Amazonia pueden continuar desde un punto seguro a nivel ecológico será un proceso largo y difícil, uno que incluya la toma de todos los factores medioambientales en consideración. No obstante, Fearnside y Jenkins tienen una acción más inmediata en mente. Piensan atacar a lo que ven como la raíz del problema −el fracaso del gobierno para hacer cumplir la ley y actuar por el interés razonable de todas las partes interesadas− es la mejor táctica de cara al futuro.
“La opinión general es que no tenemos suficiente información para generar un cambio”, dice Jenkins. “Es una idea equivocada de la sociedad; la corrupción, los grandes grupos de interés y los compromisos previos que siguen eclipsando la realidad, e incluso la economía de la situación, en detrimento de todos nosotros”.
Citas
Benchimol M, Peres CA (2015) Widespread Forest Vertebrate Extinctions Induced by a Mega Hydroelectric Dam in Lowland Amazonia. PLoS ONE 10(7): e0129818. doi:10.1371/journal.pone.0129818
Finer M, Jenkins CN (2012) Proliferation of Hydroelectric Dams in the Andean Amazon and Implications for Andes-Amazon Connectivity. PLoS ONE 7(4): e35126. doi:10.1371/journal.pone.0035126
Palmeirim, AF., Peres, C., and Rosas, F. (2014) Giant otter population responses to habitat expansion and degradation induced by a mega hydroelectric dam. Biological Conservation, 174:30-8.